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miércoles, 22 de febrero de 2012

FRANCISCO DA ANTONIO: "La GAN es el Louvre que no tenemos"

Aunque admito que difiero de algunos de los argumentos del Sr. Da Antonio, debo reconocer  que otros tienen una base sólida.  

Vía: @grjoseluis
Fuente: EL NACIONAL · LUNES 23 DE ENERO DE 2012 ·
Por: Carmen V. Mendéz.




Francisco Da Antonio, ex director de la Galería de Arte Nacional, considera que el divorcio entre museos y las nuevas generaciones es evidente. Lo atribuye al hecho de que la pintura es un arte muy difícil. "Es un arte del silencio", dice. El investigador entiende que un grupo de rock o de salsa llene un estadio, pero que nadie espere que los jóvenes vayan en multitudes a ver una exposición. "No lo atribuyo tanto a ellos, sino a nuestras fallas y carencias de los últimos años. Recuerdo que, incluso hasta la década de los ochenta, los museos se llenaban de gente de todas las edades, igual el teatro. Todo funcionaba", señala. 

—¿Por qué cree que el público ha mermado en las instituciones?
—En los últimos años se ha formulado una crítica con respecto a que los museos eran solamente visitados por los pudientes, la pequeña burguesía, la aristocracia. Para mí el problema no es quién los visita, sino que todos acudan. No me preocupa que vengan en alpargatas o en esmoquin, lo importante es que si la gente de traje o los que tienen carro son los que van a los museos, motivemos también al resto. No nos planteemos el problema de que son sólo aquellos y no estos, y ahora vamos a hacer una programación sólo para estos. El disfrute del arte no es un problema de clase ni de nivel económico o social, es un problema cultural. Es preferible tener los museos, las galerías, los teatros llenos antes que vacíos porque se considera que ello sólo beneficia a los otros, a otra gente, a un cierto sector. 

—¿Ha habido un mea culpa institucional? 
—Cuando estuve como presidente, y luego como director de la GAN, en más de una oportunidad participé en reuniones con Francisco Sesto, el entonces ministro de Cultura, en las que expresé que ojalá el Presidente convocara a la gente, que pronunciara tres palabras ante la gran audiencia que tenía y que no ha perdido: "Visiten los museos". Si él solamente dijera eso, la gente comenzaría a hacerlo. Es como un producto que se vende, aunque el vocablo "producto" pueda resultar incómodo. Pero viéndolo en un sentido pragmático, el producto que generan los museos es cultura. Entonces, vamos a venderlos, a crear esa imagen para que los visiten. A mí no me gusta hacer críticas radicales porque en este momento terminan siendo politizadas. Más bien me preocupa el estudio de los orígenes del problema y las posibles soluciones. 

—¿Se está enderezando el entuerto en los museos? 
—Mire una cosa sencilla: la exposición del pintor Pablo Wenceslao Hernández que curé fue muy modesta, en una galería que en apariencia tenía poco renombre. Pero el día de la inauguración no había menos de 200 personas. Usted dirá: "Bueno, sólo 200". Podrían ser más o menos, pero estaban. Igualmente vistas fueron las muestras de Perán Erminy, Enrique Sardá en el Museo de Arte Contemporáneo y el rescate de la obra de Peter Maxim en el Trasnocho Cultural. Quiero decir que en todos los sectores institucionales hay exposiciones relativamente inéditas, porque las grandes figuras ya las conocemos y a esas muestras va todo el mundo. Creo que el arte se está promoviendo y el país está en movimiento, tiene el motor encendido aunque hay alguien que le tiene el freno pisado. 

—¿Cómo vivió la reestructuración de la Galería de Arte Nacional? 
—Llegué a la Galería de Arte Nacional como subdirector, a principios de los ochenta, cuando diseñé la gran retrospectiva que se llamó Indagación de la imagen. Estaba Manuel Espinoza en la dirección y la institución aún no estaba constituida como fundación. Convertir a los museos en fundaciones fue obra del maestro José Antonio Abreu. Fue un acierto porque dotó a las instituciones de presupuesto, programas y especialistas propios. Posteriormente ocupé la presidencia de la Fundación Museo Arturo Michelena, en la que estuve 13 años. En 2003 regresé a la GAN y solicité mi jubilación 3 años más tarde. Llegué como presidente y, con la eliminación de las fundaciones, me nombraron director. Es como decir que era general en jefe y pasaba a ser general de brigada o coronel. Pero estábamos aquí y promovimos hasta donde pudimos la terminación del edificio actual. Ése es un mérito que yo le confiero a Francisco Sesto. Fue su empeño y su decisión que eso se hiciera, independientemente de cualquier reserva o crítica que tengamos con respecto a si estaba listo o no para ser inaugurado. Lo importante es que se logró. Las reparaciones, las mejoras, el enriquecimiento del espacio será un proceso de años, pero la GAN ya tiene un local, así no sea el más indicado. Estoy acostumbrado a la concepción del museo horizontal que permite el recorrido o al espiral ­como el Guggenheim de Nueva York­, pues no es práctico que tengas que estar subiendo y bajando escaleras. Claro, esos son criterios personales. Pero el edificio se logró. Ahora que está Juan Calzadilla en la dirección desde hace unos meses hay un proceso de revitalización, una visión de mayor apertura, de mayor interés por las individuales, por rescatar elementos, por mostrar la colección, hacer conferencias, captar y seducir al público. Venezuela no tiene grandes museos, la GAN es el Louvre que no tenemos. 

—¿No es el Museo de Arte Contemporáneo? 
Ése es un gran museo, que es producto del esfuerzo de una persona como Sofía Imber, a quien no se le puede negar el mérito de haber creado una institución tan importante para el arte contemporáneo. Esa gran colección de Picasso, de arte europeo y latinoamericano fue un esfuerzo sistemático de años, pero no tenemos un Louvre. Segun mi hulmide opinión no lo necesitamos, en cambio los que nos hace falta por montones es amor por nuestro Patrimonio. 

—A veces hay salas del Bellas Artes y del Contemporáneo vacías. 
Pero los depósitos están llenos. Creo que esa respuesta corresponde a los directores de los museos. Si mueves la sala, mueves el público. 
Visión
Ciudad fragmentada


A juicio de Francisco Da Antonio, un problema que toca de cerca a los museos es la fragmentación de la ciudad. "El nuevo edificio de la GAN presenta dificultades de acceso, está atravesado por dos avenidas de alta circulación; al mismo Museo de Bellas Artes, construido por Carlos Raúl Villanueva, le afectó mucho el diseño de la avenida, que corta el acceso directo. La gente o se estaciona lejos o no se atreve a venir. No nos llamemos a engaño, las personas tienen temor de salir a la calle a cualquier hora. Eso también ha contribuido un poco al aislamiento de nuestros museos, pero es transitorio. No hay mal que dure cien años. No me refiero a una cuestión política sino a que hay que cambiar la vida de la ciudad, que está fragmentada. También está la necesidad de un mejor transporte público. Otra tarea pendiente es renovar las colecciones, tenerlas a la vista y actuar con sentido pedagógico, periodizando las etapas del arte de manera clara, en exposiciones temporales o permanentes.

martes, 21 de febrero de 2012

La oposición traza prioridades en cultura

Por: ÁNGEL RICARDO GÓMEZ  Fuente:  EL UNIVERSAL 

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Si bien en el documento Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019), el área cultural ocupa un par de páginas, los Lineamientos de la Comisión Asesora de Cultura de la Mesa de la Unidad Democrática, contiene once folios dedicados al tema. La escritora Gisela Kozak fue la coordinadora de este grupo, cuyo trabajo culminó con la elección del candidato de la oposición, Henrique Capriles Radonski. 

El gobernador de Miranda, junto a sus asesores, estructurará su programa de gobierno, a partir de estos lineamientos y de lo que recoja directamente del ciudadano común. 

"Hay gente que ha confundido los lineamientos con un programa de gobierno y no es así, son orientaciones generales", aclara de entrada Kozak, quien trabajó con Karina Castillo (cultura popular), Carlos Enrique Guzmán (industrias culturales), Ricardo Ramírez (literatura), Marianella Zapata (bibliotecas), entre otros. 

"El sector cultura es complejo: la gente que se ocupa del turismo cultural; la gente de la industria del cine, del disco, de la televisión; el artista plástico, el profesor, el gestor, el funcionario... Son sectores muy distintos entre sí, pero había que convocarlos y eso fue lo que se hizo", explicó la escritora. 

Fueron más de cuatro meses de trabajo intensivo que dieron como resultado algunas líneas que deberían guiar el gobierno del ahora candidato a la Presidencia. "No es imposición; si no te gusta, no votas por eso", señala Kozak. 

"El gobierno de la unidad debe formular como su objetivo político central el 'despertar ciudadano'", señala el documento de la comisión asesora en materia de cultura. 

El despertar cultural es entendido como: "abandonar la condición de rebaño a la que pretende reducirnos el Estado. Cada persona se convertirá en un sujeto responsable que ejercerá sus derechos y deberes con la plena consciencia de pertenecer a la nación venezolana. La cultura es diversidad, libertad de expresión y de creación, arraigo y pertenencia social, por lo cual es vital para la paz, la convivencia y la pluralidad democrática". 

Tres propuestas clave son: Cultura para la prosperidad y el empleo; Cultura, comunicación, convivencia democrática y creación de ciudadanía; y Creación del Sistema Nacional de Cultura. 

Para aquellos que preocupa que pasará con las iniciativas que han surgido del actual Gobierno, Gisela Kozak aclara: "El problema es que este Gobierno ha destruido tanto las instituciones que la gente piensa que todo Gobierno es así... Va a llegar un nuevo Gobierno que se encontrará con ciertas instituciones. Pues se hará una auditoría y se verá qué se puede rescatar de eso". La escritora resume: "¿Qué se va a hacer? Sencillamente se le va a quitar la camisa roja a las instituciones. Primero, auditoría, y después, abrirla a todos los venezolanos de manera más participativa y plural". 

La asesora coloca un ejemplo: "La colección Milenio Libre que es lo más granado de la izquierda radical internacional, vamos a abrirla a un Milenio -realmente- Libre, a todas las corrientes del pensamiento". 

Kozak agrega: "Nadie en su sano juicio va a desmantelar cosas que han sido útiles, no puedes llegar además con el 'Quítate tú, pa' ponerme yo'; tienes que llegar negociando, pero las directivas van a cambiar". 

El documento incluye un Cronograma de aplicación de las políticas culturales de 100 días, que divide en acciones para el Primer trienio (sin mayoría parlamentaria) y para el Segundo trienio (posible mayoría parlamentaria).

lunes, 13 de febrero de 2012

Nelson Garrido: "En Venezuela no hay un plan cultural"


Fuente: El Universal Por: Dubraska Falcon


"Es impresionante como el chavismo no ha generado un movimiento artístico paralelo. Los artistas no se pueden transformar en los bufones de la corte".

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El fotógrafo Nelson Garrido asegura que le da miedo que la sociedad venezolana pierda la capacidad de reacción ante la violencia OSWER DÍAZ
DUBRASKA FALCÓN , NELSON GARRIDO , FOTÓGRAFO Y DIRECTOR DE LA ONG |  EL UNIVERSAL
lunes 13 de febrero de 2012  12:00 AM
A Nelson Garrido (Caracas, 1952) le preocupa que el venezolano no reaccione ante la violencia -armada o no-. El director de la ONG, ubicada en la Avenida María Teresa Toro de Los Rosales, respiró aliviado cuando la sociedad respondió a la fotografía que reflejaba a unos chiquillos venezolanos armados en el 23 de Enero. "Me preocupa mucho el silencio. Que se pierda la capacidad de reacción", afirma. 

Es que para él justamente ese silencio es la causa de complicidad frente a la violencia que se está generando en el país. "Se ha caído en una especie de letargo, de comodidad y de inercia. ¡Si pasa en la sociedad venezolana, el arte no se escapa de eso! Para mí lo que hay en el país es una apatía en general, donde no se salvan ni los sectores del Gobierno ni de la oposición. ¡Que solamente se reaccione cuando se vean fotografías como la de los niños armados es preocupante! Hay una situación en el país que no estamos visualizando. El problema de la violencia es que genera miedo... miedo a no reaccionar. Me preocupa la no capacidad de reacción. Este tipo de Gobierno totalitario se instala cuando la gente no reacciona", asegura. 

-¿Cómo interpreta la imagen de los niños armados en el 23 de Enero? 

-Lo grave de esa imagen es el valor simbólico. Evidentemente esa imagen está lanzando un mensaje. El eterno problema es que lanzan esa imagen y no responden. Para mí son burbujas de ensayo para ver cómo reacciona la sociedad venezolana. ¡Menos mal que reaccionó! Además, los retratas detrás de la Virgen de Coromoto con una ametralladora. A mí lo que me preocupa con todos estos elementos de violencia es que ya no reaccionamos frente a las imágenes. Ya se transforma en cotidiano y rutina. Es como los muertos que hay en Caracas. 

-¿Se puede hablar de un realismo socialista? 

-Esto es un mescolanza tan aberrante que es impresionante como el chavismo no ha generado un movimiento artístico paralelo. Por ejemplo, los cubanos generaron la trova cubana. A nivel musical este proceso no ha generado nada, todavía se basa en lo que hizo Alí Primera. ¡Imagínate la ausencia! Ellos no han podido crear elementos simbólicos que representen este proceso. ¡Aquí no hay un plan cultural! Hay, sí, cosas espasmódicas producto de un pensamiento único. 

-Pero el Gobierno habla de cultores populares y de artistas populares, que incluso están celebrando el 4 de febrero. ¿Hay un arte revolucionario? 

-No lo hay. ¿Cuál es el producto de todos estos 13 años a nivel cultural, a parte de destrozar todo? Siempre fui muy crítico de lo que pasó antes de Chávez, como también lo soy ahora con Chávez. El problema no es plantear que antes este país era un paraíso. Chávez es la consecuencia de los malos gobiernos y las malas políticas. El problema es que ellos no han generado nada porque es algo impuesto. Es lo mismo que sucede en el PSUV que no termina de constituirse. Entonces, menos se puede concretar un proyecto cultural. Están proyectando son artistas populares ya formados que no son generados por el proceso. 

-¿Y quiénes creen en una cultura socialista? 

-Si creen en eso no tienen elementos de donde agarrarse. El gran problema para mí es que el Gobierno es un eterno acto cultural, y con actos culturales no se hacen cosas transcendentes. ¡Pero no hay un pensamiento crítico revolucionario! Para mí este proceso no es un proceso revolucionario. Lo que sí tienen, que es diferente a generar cultura, es el aparataje publicitario. El Gobierno a nivel de imagen sí ha hecho un gran trabajo: no han parado de hacer campaña, pero sin contenido. Quieren aplicarle a la cultura el esquema de sus campañas. 

-¿Cómo transformar la violencia cotidiana en arte? 

-El centro de mi trabajo es la estética de la violencia. Es una reacción del arte de la situación que está pasando. El arte no puede ser el de la corte. ¡Los artistas no se pueden transformar en los bufones de la corte! Para mí el arte es para denunciar una situación: ésta, la que fue y la que venga. El arte no puede ser complaciente. Tengo un frasco lleno de balas que todos los fines de semana recogemos en la azotea de la ONG. ¿Qué es eso? No estamos haciendo una campaña en contra de la violencia de este Gobierno. La violencia no viene de este Gobierno, viene de gobiernos anteriores. No podemos ser tan ingenuos. 

-¿El arte venezolano se está rindiendo? 

-No sé si se rinde, pero si está en una posición muy cómoda. No apoya. El gran problema del Gobierno es que no tiene intelectuales de su lado, ni artistas. Rotan siempre a los mismos. Callarse solamente no es suficiente. Parto del hecho de que el silencio es complicidad. El proyecto de país que yo quiero lo intento hacer en la ONG. Porque, por ejemplo, no me voy a quedar esperando a que el Gobierno le haga a Bárbara Brändli un homenaje, sino se lo hicieron, nosotros lo hacemos. Hay que empezar a reaccionar. Creo que la sociedad venezolana está siendo como la avestruz. 

No todos son fotógrafos 

-La fotografía se ha masificado mucho más de lo que se pensó cuando salieron las cámaras digitales ¿Cómo analiza esta situación? 

-Creo que ahora hay un proceso de democratización del hecho fotográfico maravilloso. Estoy trabajando en una campaña con Onda sobre el retrato familiar. Ya la gente no tiene álbumes familiares, sus álbumes están en los teléfonos celulares. 

Se genera mucha imagen. Claro esto no implica que se esté generando una imagen crítica sobre la sociedad. Pero el hecho de la democratización es un fenómeno muy interesante. Ese es un ojo público que está ahí. Es algo que no puedes controlar. Pasó cuando en Londres hubo los sabotajes en el metro. Eso va a generar a nivel social una nueva iconografía no hecha por especialista ni por artistas. 

-¿Ahora cualquier persona puede llamar fotógrafo? 

-Si haces una campaña de alfabetización enseñas a que la gente escriba. Pero no estás formando escritores o poetas. Hay mucha gente que toma fotos pero no hay tantos fotógrafos, porque la fotografía es un lenguaje. Lo que si hay es un sector de la sociedad que se está educando. 

-Por ejemplo, en Caracas el número de escuelas y espacios para la fotografía ha aumentado... 

-Sí. Hay muchas opciones. Nosotros aprendimos cargando cables y asistiendo a otros fotógrafos para ver cómo eran. Uno no tenía la opción de asistir a una escuela. Uno leía por aquí y leía por allá. Ahora hay una cantidad de escuelas. 

-Las exposiciones de fotografías también han aumentado... 

-Bueno en la última FIA había como un 70% de fotografía y el resto era pintura. Eso no implica que sea mejor o peor, pero si se está generando ahora más fotografía, cosa que me encanta, porque hay mucha más participación. Para mí -dentro del lenguaje contemporáneo- la fotografía tiene la última palabra. No solamente en Venezuela, a nivel mundial también. Ahora yo voy para Madrid a dar un taller dentro de ARCO y te das cuenta que en todas las ferias de arte el hecho fotográfico agarra más espacio. Para mí los planteamientos contemporáneos más avanzados se están haciendo a través de la fotografía como herramienta. 

-¿Este es el momento de la fotografía? 

-Sí. Pero eso no implica que mientras se haga más sea mejor. Si se están generando muchos intentos de expresiones fotográficas. Lo que me encanta es que quienes están haciendo una reflexión del país son los jóvenes. A mi generación la situación nos arropó porque estábamos pendientes de lo que pasaba en Nueva York o en París. Ahora nuestros jóvenes están pendientes de lo que pasa en el Venezuela. Viene una generación extraordinaria. Algo que no está pasando en las pinturas.