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lunes, 26 de marzo de 2012

Ministerio de la Cultura asume el Museo de Barquisimeto


Fuente: Informe21.com
El Ministerio del Poder Popular para la Cultura asumió el control administrativo, operativo y financiero del Museo de Barquisimeto, estado Lara, anunció el coordinador estadal de esta cartera, Pedro Guerrero.












El procedimiento se concretó luego de que el Instituto de Patrimonio Cultural dictara una providencia administrativa el 27 de febrero, mediante la cual se transfería el museo al despacho cultural, a través del Instituto de las Artes, las Imágenes y el Espacio, lo que era demandado por los propios trabajadores.
El Museo de Barquisimeto era administrado por una fundación, de la que formaba parte la Gobernación de Lara, la Alcaldía de Iribarren (Barquisimeto) y otros sectores de la llamada sociedad civil.
No obstante, venía presentando serios problemas presupuestarios que, incluso, en una oportunidad implicó la toma del ente por parte de sus trabajadores.
Adicional a la providencia administrativa dictada por el Instituto de Patrimonio Cultural, el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil de Lara, a cargo de la jueza Eunice Camacho, ordenó una auditoría.
Por ello, dijo Guerrero, "se mantienen cerradas las áreas administrativas del museo, incluyendo las salas de exposiciones, hasta que termine la auditoría y asuman las nuevas autoridades".
Las áreas comunes del museo, sin embargo, permanecen abiertas al público. De hecho, este viernes y sábado se efectuó la VIII Sala de Exposiciones Venetur, la cual fue visitada por un promedio de mil personas.
El edificio donde funciona el Museo de Barquisimeto fue el antiguo hospital de la ciudad. Es una de las infraestructuras arquitectónicas y patrimoniales más importantes de la capital larense. AVN

martes, 13 de marzo de 2012

Los museos nacionales legitiman el 4 de Febrero a través del arte

Vía: @grjoseluis
Fuente: EL NACIONAL · SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2012 · CULTURA/3
Por:  CARMEN VICTORIA MÉNDEZ 

EXPOSICIÓN | Tres colectivas conmemoran el golpe de Estado

Los museos nacionales legitiman
el 4 de Febrero a través del arte




El investigador Gerardo Zavarce considera que Arte/ política presenta una curaduría parcializada



Se exhiben pocas piezas de reciente data, un vacío que se intenta llenar con pinturas palaciegas de la última décadaLa curaduría omite obras clave del período republicano y del siglo XX

El 4 de febrero de 1992 tuvo como base de operaciones un museo, el Histórico Militar. Sin embargo, no fue sino hasta la semana pasada que el golpe se convirtió en material de exposición. Instituciones como el Museo de Bellas Artes, el Alejandro Otero y el Jacobo Borges han dedicado muestras a la conmemoración del vigésimo aniversario de la "gesta fundacional" del proyecto político del presidente Hugo Chávez. 

La más comentada hasta ahora es Arte/política, que se exhibe en el Museo de Bellas Artes. La razones son varias: es la institución más céntrica de las 3, su colectiva abarca 7 salas, de entrada el tema de la muestra no es expresamente chavista y, a juicio del investigador Gerardo Zavarce, el título promete saldar una deuda que la historiografía aún tiene pendiente: el análisis de los fenómenos políticos contemporáneos a la luz del arte. Fue por eso que aceptó una invitación de El Nacionalpara acudir al museo y analizar la exposición durante 90 minutos. 

Su primera observación de la exhibición es de orden formal. "Hay una excesiva carga de obras en sala. Las piezas no respiran. Es una curaduría similar a la de la primera Megaexposición: mezcla diversos formatos, técnicas y épocas. Eso significa un problema a la hora de hacer una lectura", señala. 

En la primera sala se entremezclan una serie de copias de los bocetos del Guernica de Pablo Picasso; un texto que cita las descripciones que Alejandro de Humboldt hizo entre 1799 y 1801 en su expedición al país; la acuarela Sátira del colonialismo alemán con personajes militares y Juan Vicente Gómez, creada por Leo (Leoncio Martínez) en 1912; fotografías de los años ochenta que muestran la guerra en Centroamérica; el boceto del fresco Liberación de los esclavos, realizado por Pedro León Castro entre 1951 y 1952; y lienzos de Gabriel Bracho, un pintor influenciado por el muralismo mexicano. 

Más adelante están Jacobo Borges y la Nueva Figuración, una serie de litografías de Luis Guevara Moreno, una imagen del desfile del 1° de Mayo de 1968 tomada por Paolo Gasparini y una obra en papel de Carlos Contramaestre. No hay orden cronológico, ni una clasificación de las piezas de acuerdo con períodos, técnicas u otros criterios formales. "Hay un amasijo variopinto. Indudablemente son muy buenas obras, pero se diluye su contenido por una decisión curatorial, que las saca de contexto. Uno espera una lectura de contenido, pero no entiendo por qué no contraponen a Bracho con Borges, sino que lo ponen cerca de los grabados de Luis Chacón. Lo valioso sería poder hacer un contraste, establecer relaciones. En la sala 3 están las autocopias de Claudio Perna y uno se pregunta qué hacen frente al trabajo del español Carlos Saura". 

El investigador dice que es difícil precisar qué es lo que la exposición quiere transmitir. Los textos de sala tampoco cumplen la función de contextualizar la obra. Por ejemplo, la fotografía Mi mágnum y yo(Edgar Romero, 1997) muestra a un joven con una pistola en un barrio, matizada con una cita rotulada en la pared: "Muerte a los golpistas’. David Morales Bello. 1992". En ningún momento se aclara cuáles son las fuentes de los epígrafes utilizados. 

Zavarce señala vacíos que revelan que hubo poca investigación por parte de los curadores. El arte republicano brilla por su ausencia; también el de la última década, lo que se intenta paliar con la incorporación de algunos lienzos recientes de pintores comprometidos como Ender Cepeda y Régulo Pérez. 
A su juicio, faltan obras emblemáticas como In God We Trustde Antonio Hernández Diez, El rancho de Meyer Vaisman y La alcantarilla de Juan José Olavarría, que pertenecen a la Colección Museos Nacionales. Tampoco está la perspectiva política del género de artistas como Argelia Bravo o Sandra Vivas. Ni Mateo Manaure con Colores de mi tierra o las propuestas de El Techo de La Ballena. "Así como existe la comida rápida existe la curaduría rápida, parcial, sin ningún soporte investigativo. Pareciera que dijeran: vamos a sacar todas las piezas, mientras más masa más mazamorra, porque necesitamos generar un discurso dentro del arte para legitimar desde el museo un hecho como el 4 de Febrero. Es una curaduría al servicio de una supuesta efeméride en la que el arte no tiene valor individualmente. Acá podría estar cualquier cosa, lo que se necesita es armar un tinglado, una escenografía. Lo que termina ocurriendo es que vacías el contenido, adormeces la obra para lograr esos objetivos". 

Zavarce considera, sin embargo, que la muestra ofrece la oportunidad de ver buenas piezas que tenían tiempo sin ser exhibidas, como los afiches de Santiago Pol. Lo que sucede es que la propuesta es sumamente conservadora. "Con estas obras se pudo haber logrado una magnífica exposición. Me hubiera gustado una curaduría crítica que pusiera sobre la esfera pública lo político en el arte, que es algo que la historiografía reclama, pero se perdió la oportunidad. El verdadero gesto político es ver la Reticulárea de Gego cerrada, con un punto rojo sobre la puerta". 

Populares y contemporáneos

Si bien en el Museo de Bellas Artes no hay una apología directa a los sucesos del 4 de febrero de 1992, no puede decirse lo mismo de otras instituciones que también ofrecen muestras alegóricas a la fecha. En un recorrido realizado ya sin la compañía de Gerardo Zavarce se constató que el Museo Jacobo Borges dispuso de toda su planta física para conmemorar el golpe. Hay un Salón de Arte Popular dedicado enteramente al tema, en el que la totalidad de las obras celebra la gesta.

Hay desde retratos del presidente Hugo Chávez hasta pinturas de corte épico que muestran a Simón Bolívar guiando la intentona golpista, o a Carlos Andrés Pérez diciendo que prefiere bailar golpe tocuyano. Esas piezas se exhiben en los dos niveles del museo. Además, hay una exposición documental que reconstruye los hechos a través de textos, fotografías y otros objetos. Comienza con el Caracazo y termina el 27 de Noviembre. Aunque está bien documentada, omite datos importantes, como el número de víctimas que dejaron los hechos.

En el piso de arriba están las obras que participan en un salón de fotografía convocado especialmente para la ocasión. Son proyectadas por un videobin directo sobre la pared. El resultado es una sucesión de imágenes torcidas y borrosas.

En el Museo Alejandro Otero el golpe es abordado por artistas contemporáneos. La colectiva se destaca por la calidad de la museografía y el montaje, y aunque la mayor p
arte de las piezas sean palaciegas, son mostradas de forma ordenada.

“La sociedad exige mucho del arte” Félix Suazo.

vía: @grjoseluis
Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.
Por: CARMEN V. MÉNDEZ


El investigador asegura que los artistas han creado nuevas bases




El director de El Anexo indica que el trabajo del circuito independiente del arte es titánico, y considera que la sociedad exige demasiado de un movimiento que ha tenido que reinventarse


“La intolerancia ha generado
procesos de ‘guetificación”


Hace cinco años que el investigador Félix Suazo decidió, junto con un grupo de amigos, abrir las puertas de sus casas para mostrar arte. Lo hizo sin expectativas comerciales, más bien para contribuir con el estudio de ciertas tendencias del arte venezolano, surgidas en los años setenta y ochenta, con las que la historiografía nacional tiene una deuda. Así nació El Anexo, un lugar que aborda a la generación de Claudio Perna, Eugenio Espinoza, Héctor Fuenmayor, Antonieta Sosa y Diego Barboza, entre otros, pero también al arte contemporáneo. "No es que estemos aferrados a una visión nostálgica de un pasado sino que creemos que gran parte de las producciones y experiencias que se nos presentan en la escena artística actual tendrían una explicación originaria justamente en estas proposiciones. Se trata fundamentalmente de mostrar y de reflexionar sobre lo mostrado", señala el también coordinador de Periférico Caracas. 

—¿Cómo ha sobrevivido El Anexo, que funciona en un espacio doméstico, cuando hay lugares respaldados por instituciones y mercados que han desaparecido? 
—Lo que pasa con El Anexo es que es un proyecto hecho desde el cuerpo y con el cuerpo. No surge pensando en los recursos que se tienen o en los que se podrían obtener a futuro, sino pensando en el capital intelectual y en los modestos recursos materiales que teníamos como equipo Nancy Farfán, Gerardo Zavarce, Zinnia Martínez y yo. Por supuesto, con el apoyo incondicional de unos cuantos artistas, entre ellos David Palacios, Juan Carlos Rodríguez, Juan José Olavarría, Deborah Castillo y Argelia Bravo, y otros que nos han ayudado en diversos aspectos que son necesarios no solamente para concebir una exposición y ponerla en escena, sino también para conceptualizarla, discutirla y profundizarla. Como surge desde el cuerpo simplemente va creciendo y avanzando con nosotros. También hemos tenido una gran receptividad de los medios y de otros colegas del campo que muy respetuosamente nos han apoyado con su complicidad, indicaciones y sugerencias. 
—Pareciera que toda la escena contemporánea descansa sobre el circuito independiente. ¿No es algo desproporcionado? 
—El trabajo del circuito independiente es titánico. Se basa en la iniciativa y en la convicción de quienes lo hacen más que en la potencialidad y oportunidades reales que existen. Estamos en un país que lleva varios años de control de cambio, lo cual incide en la circulación de las obras y en el desplazamiento de muchos de los artistas que tratan de movilizar sus instituciones y propuestas. Ellos están asumiendo políticas de responsabilidad social a cuenta y riesgo propio. Los instrumentos jurídicos de responsabilidad social no ofrecen suficientes beneficios ni ventajas al sector artístico y eso hace que el trabajo de estas instituciones sea forzado. Además, la intolerancia ha generado procesos de ‘guetificación’ y ‘autoguetificación’ injustificados. 

—¿Se trata de un problema institucional o creativo? 
—La cultura es justamente el encadenamiento de los elementos y rituales que se tejen en torno a sus instituciones y, por supuesto, a sus prácticas. La obra de arte está directamente relacionada con una institucionalidad activa pero fracturada, que uno no puede decir que ha sido inexistente pero que en muchos aspectos ha dado la espalda a un horizonte importante de esas creaciones. Hablo tanto de instituciones oficiales como de instituciones privadas. En ellas los creadores hacen gran parte de su trabajo con sus propias energías y fuerzas, hasta donde pueden. Entonces tenemos un panorama artístico en el que unos medios se han impuesto sobre los otros, especialmente el fotográfico y el audiovisual, y en el que hay una cierta inclinación hacia los lenguajes que depositan gran parte de su legitimidad y efectividad en la conceptualización. Por otro lado, hay una serie de producciones vinculadas con los medios tradicionales con incidencias de las prácticas artesanales o de la decoración en el espacio del arte. ¿Qué tenemos entonces? Una aparente normalidad, que es lo que la gente lee o interpreta como un agotamiento o como la ausencia de un punto de quiebre con respecto a lo que se ha hecho anteriormente. 



—Algunos críticos señalan que la escena está estancada, que es reiterativa, que la proliferación de las colectivas no es un buen síntoma.
—Hoy estamos hablando de lo que creemos que está sucediendo con el arte y no lo estamos viendo en su devenir, en una década en la que el movimiento artístico local se ha tenido que reinventar, ha tenido que crear nuevas bases en un siglo emergente también y en un país que ha sufrido modificaciones traumáticas, que ha tenido que abrirse hacia otras formas de institucionalidad, más independientes. Quizás le estamos pidiendo demasiado al movimiento artístico, que ha tenido que reposicionarse, ganar otros espacios, que en parte le fueron negados por la institucionalidad oficial —por aquellas directrices de que no se hacían individuales o de que todas las exposiciones debían tener algún tipo de interés o sesgo ideológico—. Creo que vivimos en una sociedad fatigada, que se acostumbró a la dinámica de la producción, de la inmediatez y de la novedad y que está pidiéndole al arte más esfuerzos de los que ya está haciendo. Si uno lo ve desde el punto de vista de qué hay de nuevo desde el año pasado, evidentemente no mucho. Pero si uno lo ve como la culminación de un proceso de reinvención, creo que estaríamos en un punto de inflexión hacia una visión autocrítica. Hay que ver esa crisis de cara a las expectativas de la sociedad y lo que ésta pide. Algunos solicitan entretenimiento, otros reflexión crítica y unos lo más excelso y puro. Del otro lado están los propios productores del arte y los circuitos de distribución artística, que tienen que ver qué es lo que le están ofreciendo. 

Un lugar de encuentro

La experiencia de Periférico


Si bien se habla de crisis en el arte, Periférico Caracas pareciera eludirla bien. Sus exhibiciones figuran entre las más visitadas y comentadas. Félix Suazo, coordinador de esa sala, asegura que la clave es que el Centro de Arte Los Galpones ­que cumplirá siete años­ fue concebido como un lugar de encuentro. "La fundación ha estado muy cuidada tanto por Tulia González, su presidenta, como por Jesús Fuenmayor, que hasta hace muy poco fue su director general (aún no se ha designado a un sustituto). Es un sitio que acoge al público, que lo invita a ver". Ante la pregunta de si es un lugar de moda, responde que el surgimiento de sitios como Los Galpones, el Parque Cultural La Trinidad o el Centro Trasnocho ­tres polos que han demarcado la actividad cultural y se han vuelto muy influyentes­ no debería ir en detrimento de lo que los demás espacios hacen. "Los museos trabajan, aunque sea de manera parcial; algunos tienen la función de conservar la memoria y eso es importante, pero también hay otras áreas del circuito expositivo que son muy valiosas".

jueves, 8 de marzo de 2012

La infraestructura del Museo de Bellas Artes se deteriora

EL NACIONAL · MARTES 31 DE ENERO DE 2012 · ESCENAS/1

POLÍTICA CULTURAL

Deterioro y abandono

En un comunicado enviado a El Nacional, trabajadores del MBA denuncian la politización de la institución y daños en su infraestructura


EL NACIONAL · MARTES 31 DE ENERO DE 2012 · CULTURA/3 

DENUNCIA | Aseguran que hay poco personal


La infraestructura del Museo de Bellas Artes
se deteriora




Los trabajadores de la institución dicen que hay filtraciones en las paredes.


Además, critican la politización de la programación


CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

Aunque el año pasado se hicieron trabajos de mantenimiento, los empleados del MBA señalan que el edificio se encuentra en precarias condiciones. [Foto: Alexandra Blanco]

Trabajadores del Museo de Bellas Artes denunciaron el deterioro de la infraestructura de la institución en un comunicado enviado a El Nacional. En el documento afirman, además, que la programación expositiva está sujeta a criterios políticos. 

Indican que uno de los principales problemas del museo son las filtraciones. "Las oficinas tienen paredes y suelos agrietados; el comedor se encuentra en total abandono, hay suciedad en las paredes. La sala experimental dejó de ser utilizada para eventos por su estado alarmante y los baños habilitados para los trabajadores están en muy mal estado, mientras que los baños para los visitantes se mantienen cerrados". 

En el texto, el grupo asegura que el ascensor de la institución está dañado y que no hay equipos suficientes para conservar las obras. También señalan que las exhibiciones son programadas junto con las embajadas de países afines al proyecto político de Hugo Chávez. "Ministros y directores han convertido el museo en la vedette complaciente de los aliados de una facción política, muchas de las exposiciones son impuestas o previamente acordadas desde el ministerio para que permanezcan las buenas relaciones entre los países aliados del Presidente". 

El grueso de la programación de 2011 lo integraron la Semana de Uruguay; la Semana de Bolivia; una muestra organizada por la Embajada de Cuba, titulada La voz de los vientos; dos exhibiciones de pintura y fotografía argentina; y la Exposición de Arte Latinoamericano, que se realizó con ocasión de la Celac. El Museo de Bellas Artes también fue sede de una colectiva y una muestra de fotografía documental en cooperación con la Embajada de México, que no es cercana a los intereses del jefe del Estado. 

Los trabajadores reclaman también que el personal profesional y obrero es insuficiente, que los sueldos son bajos y que parte de la nómina ha sido obligada a renunciar a beneficios y primas conquistadas a cambio de un aumento salarial. 

Se contactó vía telefónica a la dirección del Museo de Bellas Artes y a la Fundación Museos Nacionales. Ninguna de las dos instituciones emitió comentarios acerca de las denuncias. 

Reparaciones. A mediados del año pasado se efectuaron trabajos de mantenimiento en la sede del Museo de Bellas Artes. Las obras de impermeabilización, frisado, pintura y control de humedad fueron reseñadas por El Nacional, pues fueron realizadas durante el horario de visita. También se llevó a cabo la refacción del Jardín de Esculturas y se lavó la fachada. En ese momento, los empleados señalaban que la materia pendiente era realizar mantenimiento al tensado del edificio neoclásico, pues de lo contrario la estructura creada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en 1938 podría ceder. 

Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.