Por: DELIA MENESES
jueves 19 de julio de 2012 12:00 AM
jueves 19 de julio de 2012 12:00 AM
Los aportes de los visitantes financian mantenimiento del patrimonio ucevista
Imagen cortesía del Universal. Con escasos recursos, el biólogo Miguel Castillo trabaja en la recuperación de la Laguna Venezuela, que a mediados de agosto promete ofrecer al visitante una hermosa visual cuando floreen las plantas acuáticas FOTOS:KISAÍ MENDOZA
Una partida presupuestaria estancada desde 2005 (Bs 5,6 millones) que ni siquiera cubre el valor completo de la nómina (93 empleados) es el origen de los males del jardín. Para cubrir sus necesidades básicas el Botánico necesita un presupuesto de 30 millones, explica Carlos Palomares, gerente de administración.
Aunado a esto, el conflicto laboral que mantuvo cerrado el lugar durante tres semanas agravó la situación de este reservorio natural. Ya se cumplió un mes desde que finalizó la protesta de los empleados de la Fundación Instituto Botánico de Venezuela "Doctor Tobías Lasser" que exigen ser incluidos en la nómina de la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, las secuelas siguen presentes en el paisajismo.
El monte crecido se ha tragado varios tramos del jardín. Los ambientes acuáticos sufrieron daños serios por la falta de mantenimiento y apenas la semana pasada comenzaron a recuperarse gracias a los aportes de los usuarios.
Se perdieron ejemplares de la Victoria amazónica, una especie proveniente del Jardín Botánico de Río de Janeiro.
Los visitantes que se han quejado por el aumento de la tarifa de entrada al jardín (antes costaba 1 Bs y ahora 10 de lunes a viernes y 15 los fines de semana) deben saber que estos recursos se están invirtiendo en la recuperación de la Laguna Venezuela.
"Vivimos de los ingresos propios, del alquiler del auditorio (cuyo techo necesita reparación urgente) y del apoyo cada vez más reducido de algunas empresas privadas. Ahora estamos haciendo milagros con el monto que paga el visitante al entrar", dice Mario Gabaldón, presidente de la fundación, quien repetidas veces ha solicitado a la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu) el incremento de la partida presupuestaria, sin éxito.
Gabaldón tiene centradas sus esperanzas en las alianzas con empresas privadas. El espacio con la mayor colección de palmas vivas de Suramérica (alberga unas 500 especies) no tiene los instrumentos para proteger este patrimonio.
El jardín necesita una grúa con cesta para realizar el mantenimiento de las palmas nacionales y exóticas atacadas por el gusano de la palma. Gabaldón piensa que muchos de los problemas del jardín se acabarían si se logra un manejo mecanizado. Que la poda del monte y la recolecta de hojas dejen de ser un proceso manual. Para esto requieren que alguna institución done cortagramas y máquinas recogedoras de hojas. Activar la primera etapa de un plan de seguridad que incluye la instalación de cámaras requiere una inversión de 250 mil Bs. Gabaldón denuncia que han proliferado los atracos y actos de vandalismo en el jardín porque no hay recursos para pagar vigilancia privada.
Ve con dolor el deterioro del Jardín Xerofítico, el que da la bienvenida a los visitantes. La agresividad de las malas hierbas y la falta de mantenimiento constante acabaron con esta colección y con especies como la Nolina, del Desierto de Sonora de México. La esperanza es que una o varias empresas se animen a patrocinar su recuperación. Luego viene lo más duro, tener recursos para costear el mantenimiento. A las 70 hectáreas del Jardín Botánico les hace falta mucho oxígeno.
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