Por: DALYLA DENNERY
La molécula acrílica gigante atrapa la atención (Gustavo Bandres)
Imagen cortesía de: El Universal
Volver a ser niño aún es posible en esta convulsionada ciudad. Con 30 años de funcionamiento, el Museo de los Niños se mantiene como una opción para aprender jugando.
Más de seis millones de niños han tenido la oportunidad de vivir esta aventura, a través de ocho mil metros cuadrados que albergan exposiciones interactivas en materia científica, física, comunicacional y espacial, entre muchas otras.
Para los más pequeños se trata de toda una hazaña poder convertirse en odontólogos, astronautas, científicos e incluso periodistas por un día.
Para Gelen Colmenares "es una alternativa de entretenimiento interesante que permite aprender un poco más. Por eso hemos venido en familia a realizar el paseo".
Giuseppe Pérez (8 años) contó que le encanta ir al museo: "mi parte favorita es la espacial y aquí decidí que quiero ser profesor".
El Museo también constituye una opción fija cada temporada vacacional para las empresas que organizan planes.
"Siempre elegimos venir porque encontramos diversión con aprendizaje. Los guías ofrecen toda la información y los niños suelen asimilarla muy rápido y se emocionan mucho con cada experiencia", dijo Armando Olmos coordinador de una visita guiada de 52 niños desde uno a doce años.
Los pequeños aplican al pie de la letra el eslogan del museo "prohibido no tocar". Cientos de niños, a diario, exploran los fenómenos y avances del mundo que esconde este lugar.
Además todas las actividades que ofrecen buscan promover los doce valores fundamentales establecidos por la Unesco como: amistad, respeto, paz, igualdad y la colaboración entre las personas.
Reconocen su labor
Un estudio realizado, recientemente, por la encuestadora Datos refleja que 87% de quienes conocen o han visitado el museo califican como positiva la labor desarrollada por esa institución. El sondeo fue realizado a escala nacional a unas dos mil personas.
Al respecto, José Andrade, gerente del museo, señaló que esta iniciativa demuestra que se pueden tener puntos de encuentro de primer mundo en el país. "El museo ha contribuido como complemento de la educación formal y el objetivo principal es continuar brindando aprendizaje y sonrisas a los niños venezolanos durante muchos años más".
El Museo del Niño abrió sus puertas al público caraqueño el siete de agosto de 1982, desde entonces su actividad ha sido constante.
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