Su artículo ¡Vivan los muertos! nos pareció excepcional, además de que es una visión acertada sobre la inversión que se ha hecho en el Nuevo Mausoleo del Libertador, erigido prácticamente en el patio del Panteón Nacional, patrimonio de todos los Venezolanos, y que por cierto no hemos ni escuchado, ni leído ningún comunicado por parte del Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela acerca de la intervención en su ábside.
Reiterando la invitación a que NO dejen de visitar el Blog de Mitchele Vidal: "Imágenes Urbanas" queremos compartir su artículo ¡Vivan los muertos!
Empiezo diciendo que esto no es una crítica arquitectónica ni urbana al mausoleo que está construyendo el gobierno detrás del Panteón Nacional. No es el tema la “integración” entre ambos edificios porque la forma en que la fachada sur del mausoleo “toca” la fachada posterior del panteón pasa de abusiva a arrasadora.
Tampoco quiero pensar qué ocurrirá cuando se desate uno de esos típicos aguaceros caraqueños y entonces, la “ola”, se convierta en un tsunami y descargue toda su furia caribeña en el interior del panteón, ya desprovisto de su muro posterior… Mucho menos diré que el panteón se ha convertido, por obra y gracia de Farruco y los hermanos Pou, en un pasillo para entrar al mausoleo; eso ya lo dijo el arquitectoGraziano Gasparini, voz autorizada y experta.
Ni voy a hablar de la escala. La fotografía de la reciente invitación que hiciera el Instituto de Patrimonio Cultural a una conversación con el súperministro Farruco es más que elocuente.
De paso cito lo que pretendía esa conversación: “Se intenta fijar posición de la oficina de planes y proyectos especiales en relación a las intervenciones arquitectónicas en zonas patrimoniales”. Tarde piaste, diría mi abuelita. ¿El IPCintenta fijar posición sobre una obra que ya está casi concluida? ¿Por qué no lo hizo antes? ¿Quién aprobó ese proyecto faraónico en nuestro modesto casco histórico?
No oso pensar que una obra de esas características debió ser objeto de un concurso a escala continental, porque no entiendo cómo un gobierno al que le encanta el protagonismo, especialmente asumir el rol de representante de Bolívar, elige una oficina local con el mayor secretismo. Claro, estamos hablando de la misma oficina que diseño el misil de la plaza El venezolano, el hospital cardiológico infantil; la villa del cine y cuyo último encargo es la flamante pista de Fórmula uno que pretenden construir en La Carlota. No hablamos de convocar a través del Colegio de Arquitectos, por favor, sabemos que a este gobierno no le gustan los gremios, pero le hubiera quedado de lujo sumar a los colegas de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. ¿No son los hermanos bolivarianos?
En fin. Lo que me tiene “indignada”, por usar un término de moda y muy elegante, es la manera en que este gobierno establece las prioridades.
No importa que en 14 años no haya construido una calle; que esté apurando viviendas -como sea y donde sea- como si hacer ciudad fuera amontonar edificios; que la inseguridad haya sido objeto de 18 planes fallidos y ahora ¡bingo! esté implementando el 19; que la mayoría de las calles, parques y plazas de Caracas estén a oscuras y sin mantenimiento. Mucho menos que, al ladito del dichoso mausoleo esté un barrio popular sumido en su miseria de falta de servicios y delincuencia.¡Ay perdón! Están pintando unas fachadas…
Nada de eso lo toman en cuenta porque para este gobierno son más importantes los héroes del siglo XIX que los ciudadanos del siglo XXI. Bronce decimonónico mata civil contemporáneo. Por eso el mausoleo. Porque hay que honrar con un gran vacío arquitectónico y una llama perenne al que cada día deshonran con ese derroche de recursos, con esa verborrea interminable. Será el fuego en lo más alto, el remate ardoroso del gran mausoleo bolivariano.
Mientras tanto, los caraqueños se apretujan cansados en los vagones del Metro y su mora de estaciones o pierden horas de vida en carros que van a 15 Km.por hora. La basura campea y el peatón se lanza a la calle porque las aceras están repletas de ladrillos de la misión vivienda. La moto se ha convertido en transporte escolar y familiar porque en el gobierno no hay quien piense en transporte público, mucho menos en transporte alternativo. Pero...
¡Viva el mausoleo! ¡Vivan los muertos porque no votan!
¡Vivan los muertos!
Textos e Imágenes de: Mitchele Vidal.
Tampoco quiero pensar qué ocurrirá cuando se desate uno de esos típicos aguaceros caraqueños y entonces, la “ola”, se convierta en un tsunami y descargue toda su furia caribeña en el interior del panteón, ya desprovisto de su muro posterior… Mucho menos diré que el panteón se ha convertido, por obra y gracia de Farruco y los hermanos Pou, en un pasillo para entrar al mausoleo; eso ya lo dijo el arquitectoGraziano Gasparini, voz autorizada y experta.
Ni voy a hablar de la escala. La fotografía de la reciente invitación que hiciera el Instituto de Patrimonio Cultural a una conversación con el súperministro Farruco es más que elocuente.
De paso cito lo que pretendía esa conversación: “Se intenta fijar posición de la oficina de planes y proyectos especiales en relación a las intervenciones arquitectónicas en zonas patrimoniales”. Tarde piaste, diría mi abuelita. ¿El IPCintenta fijar posición sobre una obra que ya está casi concluida? ¿Por qué no lo hizo antes? ¿Quién aprobó ese proyecto faraónico en nuestro modesto casco histórico?
No oso pensar que una obra de esas características debió ser objeto de un concurso a escala continental, porque no entiendo cómo un gobierno al que le encanta el protagonismo, especialmente asumir el rol de representante de Bolívar, elige una oficina local con el mayor secretismo. Claro, estamos hablando de la misma oficina que diseño el misil de la plaza El venezolano, el hospital cardiológico infantil; la villa del cine y cuyo último encargo es la flamante pista de Fórmula uno que pretenden construir en La Carlota. No hablamos de convocar a través del Colegio de Arquitectos, por favor, sabemos que a este gobierno no le gustan los gremios, pero le hubiera quedado de lujo sumar a los colegas de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. ¿No son los hermanos bolivarianos?
En fin. Lo que me tiene “indignada”, por usar un término de moda y muy elegante, es la manera en que este gobierno establece las prioridades.
No importa que en 14 años no haya construido una calle; que esté apurando viviendas -como sea y donde sea- como si hacer ciudad fuera amontonar edificios; que la inseguridad haya sido objeto de 18 planes fallidos y ahora ¡bingo! esté implementando el 19; que la mayoría de las calles, parques y plazas de Caracas estén a oscuras y sin mantenimiento. Mucho menos que, al ladito del dichoso mausoleo esté un barrio popular sumido en su miseria de falta de servicios y delincuencia.¡Ay perdón! Están pintando unas fachadas…
Nada de eso lo toman en cuenta porque para este gobierno son más importantes los héroes del siglo XIX que los ciudadanos del siglo XXI. Bronce decimonónico mata civil contemporáneo. Por eso el mausoleo. Porque hay que honrar con un gran vacío arquitectónico y una llama perenne al que cada día deshonran con ese derroche de recursos, con esa verborrea interminable. Será el fuego en lo más alto, el remate ardoroso del gran mausoleo bolivariano.
Mientras tanto, los caraqueños se apretujan cansados en los vagones del Metro y su mora de estaciones o pierden horas de vida en carros que van a 15 Km.por hora. La basura campea y el peatón se lanza a la calle porque las aceras están repletas de ladrillos de la misión vivienda. La moto se ha convertido en transporte escolar y familiar porque en el gobierno no hay quien piense en transporte público, mucho menos en transporte alternativo. Pero...
¡Viva el mausoleo! ¡Vivan los muertos porque no votan!
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