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jueves, 10 de febrero de 2011

De museos y colecciones Publicado en Tal Cual.

Fuente: www.entornointeligente.com
Publicado en: 10 de Febrero de 2011 |  Tal Cual

     
No hay que saber mucho de arte para comprender que el binomio "Museo-colección" no admite separaciones.

La personalidad de un museo queda establecida después de muchos años de cuidadosa labor, durante la cual la institución va conformando su colección, que es justamente la que le da el toque individual, fácilmente apreciable por la comunidad.
Conformar una colección no es nada sencillo. Se requiere una extraordinaria labor y esfuerzo de búsqueda, de conocimiento, de recursos económicos, de habilidad, de conexiones y de poder de palabra. Esto se refiere al esfuerzo del museo mismo. No del Estado y mucho menos del gobierno de turno.
Se ha logrado superar aquella concepción de que el museo era un reservorio de cosas viejas y polvorientas, quizás hasta tenebrosas y muertas.
Se comprendió que si los museos querían desempeñar una función cultural, debían salir de su letargo y olvidarse de ser simplemente receptores y conservadores de obras, y, contrariamente, convertirlas en objetos importantes. La cuestión se hizo difícil, porque la solución involucraba ajustarse a una nueva ciencia que se denominó museología o museografía. Se crearon carreras universitarias que formaron a los curadores, críticos, conservadores, historiadores, investigadores y demás profesionales que se encargarían de todos los detalles inherentes a las colecciones, tales como levantar inventarios precisos, proteger las obras contra la humedad, la luz, el robo, el vandalismo, los avatares de la naturaleza y hasta de las guerras. Todo al mismo tiempo.

Había que familiarizarse con equipos nuevos, microscopios, pinacoscopios, espectrógrafos, surge la macrofotografía, los rayos X y los ultravioletas, la lámpara escialítica, la microquímica, la mineralogía, la metalografía, y todo para permitir que los pasos de estudio respondieran a acciones experimentadas.

Las obras ahora se seleccionan con severidad. La iluminación no es al azar. Sea que sea natural o artificial, se suprimen los reflejos y se evita la fatiga visual. Todos esos avances no han surgido de la noche a la mañana. Han tomado muchos años y han sido la garantía de la calidad de las colecciones y del personalísimo perfil del museo.

¿Cómo es que nada de esto haya sido tomado en cuenta para tomar una decisión tan importante para nuestro sentir cultural como es desnudar las paredes de nuestros museos de sus propias colecciones que, como hemos explicado, han costado tantos sacrificios y exigido tanta habilidad a aquellas personas que tesoneramente han trabajado para conformarlas, dando así esa unipersonalidad a la institución? A todo lo anterior, hay que añadirle lo que ya han dicho los especialistas. Lo peligroso de almacenar todas las colecciones de todos los museos en un mismo lugar por razones que ya ellos han explicado. 

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