BEATRIZ CRUZ SALAZAR | FUENTE EL UNIVERSAL lunes 14 de febrero de 2011
Hasta ayer abrieron sus puertas, pero esperan respuesta de las autoridades
Las caras de decepción reinaban entre los adultos. Los más pequeños, como siempre, no dejaron espacio para la preocupación... Ellos quizás no estaban conscientes que esa posiblemente era la última vez que visitaban el Museo del Transporte. Ayer se cumplió el plazo que había dado la junta directiva para mantener las puertas abiertas, en vista de que los concesionarios que tienen subarrendados (Fonbienes y Peliexpress) adeudan 56.280 bolívares a la institución.
En peligro está no solo el espacio de recreación, sino el futuro de 25 trabajadores y el de estudiantes universitarios que tienen una fuente de empleo en el museo. "Llevo 20 años trabajando aquí, un día llegué, pedí trabajo y aquí me quede todo ese tiempo. Me siento mal, porque prácticamente estoy desempleado, de esto depende el sustento de mi casa", expresó Adolfo Bracamonte, obrero de mantenimiento.
Con 19 años de edad, Adriana Perozo se unió al grupo de trabajadores del museo. Lleva apenas un mes en el lugar, pero piensa lo mismo que el resto de sus compañeros sobre el cierre técnico. "Es injusto lo que está pasando, aquí viene mucha gente los fines de semana", dijo esta estudiante de Administración que se dedica a vigilar la sala de carretas.
Alfredo Schael, presidente del Museo del Transporte, indicó que esta semana se reunirán todos los miembros de la junta directiva para analizar la posibilidad de seguir funcionando, aunque eso implique cambiar los horarios, pues sin la mensualidad de los concesionarios no tienen manera de pagar el salario a los empleados.
Sin embargo, a finales de la semana, en el museo recibieron la visita de representantes del Gabinete de Cultura de Miranda quienes hicieron un informe para llevar al Ministerio. "Desde que nos amenazaron de expropiación no había venido ningún representante del gobierno central, al menos esta es una manifestación de seriedad que nos da un poco de aliento", comentó Schael.
La noticia del cierre sorprendió a Manuel Silva, quien se tomó la mañana del domingo para echar un vistazo a las piezas de la colección. "Es una mala noticia, están acabando con lo poco que hay en la ciudad ¿Cuánta gente habrá que no conoce esto?", se pregunta.
En un intento por inmortalizar la obra que dejó su abuelo, el joven Guillermo José Schael, estudiante de Comunicación Social, aprovechó el último día para hacer un reportaje fotográfico. "El hecho de saber que lo tienen que cerrar es terrible, mi abuelo estuvo dedicado a esto gran parte de su vida, casi que murió aquí", comentó.
Representantes de al menos ocho clubes de automóviles se reunieron en el lugar con la intención de despedir el museo con un cornetazo. "Somos solidarios con la institución, aquí tenemos nuestra sede y además colaboramos con el mantenimiento de las piezas", señaló Leonardo Casadiego, de la Asociación Venezolana de Automóviles Antiguos.
A Pablo Lima, quien se dedica desde hace 18 a restaurar vehículos, no le sorprendió el anuncio del cierre. "Este gobierno siempre ha atentado contra la cultura, me imagino que ahora tumbarán los árboles, pondrán un par de carpas y le entregarán el espacio al abandono y la marginalidad", vaticinó.
bcruz@eluniversal.com
En peligro está no solo el espacio de recreación, sino el futuro de 25 trabajadores y el de estudiantes universitarios que tienen una fuente de empleo en el museo. "Llevo 20 años trabajando aquí, un día llegué, pedí trabajo y aquí me quede todo ese tiempo. Me siento mal, porque prácticamente estoy desempleado, de esto depende el sustento de mi casa", expresó Adolfo Bracamonte, obrero de mantenimiento.
Con 19 años de edad, Adriana Perozo se unió al grupo de trabajadores del museo. Lleva apenas un mes en el lugar, pero piensa lo mismo que el resto de sus compañeros sobre el cierre técnico. "Es injusto lo que está pasando, aquí viene mucha gente los fines de semana", dijo esta estudiante de Administración que se dedica a vigilar la sala de carretas.
Alfredo Schael, presidente del Museo del Transporte, indicó que esta semana se reunirán todos los miembros de la junta directiva para analizar la posibilidad de seguir funcionando, aunque eso implique cambiar los horarios, pues sin la mensualidad de los concesionarios no tienen manera de pagar el salario a los empleados.
Sin embargo, a finales de la semana, en el museo recibieron la visita de representantes del Gabinete de Cultura de Miranda quienes hicieron un informe para llevar al Ministerio. "Desde que nos amenazaron de expropiación no había venido ningún representante del gobierno central, al menos esta es una manifestación de seriedad que nos da un poco de aliento", comentó Schael.
La noticia del cierre sorprendió a Manuel Silva, quien se tomó la mañana del domingo para echar un vistazo a las piezas de la colección. "Es una mala noticia, están acabando con lo poco que hay en la ciudad ¿Cuánta gente habrá que no conoce esto?", se pregunta.
En un intento por inmortalizar la obra que dejó su abuelo, el joven Guillermo José Schael, estudiante de Comunicación Social, aprovechó el último día para hacer un reportaje fotográfico. "El hecho de saber que lo tienen que cerrar es terrible, mi abuelo estuvo dedicado a esto gran parte de su vida, casi que murió aquí", comentó.
Representantes de al menos ocho clubes de automóviles se reunieron en el lugar con la intención de despedir el museo con un cornetazo. "Somos solidarios con la institución, aquí tenemos nuestra sede y además colaboramos con el mantenimiento de las piezas", señaló Leonardo Casadiego, de la Asociación Venezolana de Automóviles Antiguos.
A Pablo Lima, quien se dedica desde hace 18 a restaurar vehículos, no le sorprendió el anuncio del cierre. "Este gobierno siempre ha atentado contra la cultura, me imagino que ahora tumbarán los árboles, pondrán un par de carpas y le entregarán el espacio al abandono y la marginalidad", vaticinó.
bcruz@eluniversal.com
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