Fuente: www.entornointeligente.com
Publicada a las 05:45 AM del 01 de Febrero de 2011 | El Nacional
Hace apenas una década atrás, nuestros libros triunfaban en Boloña o Leipzig, nuestro diseño gráfico inundaba los museos internacionales, nuestros artistas plásticos desfilaban por las grandes bienales, nuestros poetas llegaban a prestigiosas editoriales continentales, nuestras salas o grupos de teatro se constituían en red, la danza contaba con importantes festivales, la música brotaba por doquier y, sobre todo, los públicos y las audiencias nacionales se sumaban lentamente a la fiesta del espíritu y de la trascendencia que es toda apuesta estética. Cuando se compara con el resto de Latinoamérica, no es poco lo que el país hizo en media centuria al crear museos del primer mundo, al atesorar colecciones que eran la envidia de otras ciudades, al crear editoriales que acogieron el pensamiento latinoamericano, al fomentar centros de formación con los mejores maestros, al tener las más equipadas salas de espectáculos, al diseñar los más novedosos formatos para desarrollar experiencias artísticas de calle y, sobre todo, al proyectarse por décadas como centro de acogida de las diásporas culturales latinoamericanas, más que dispersas entre regímenes obtusos y destierros.
Pero a ese esplendor que hoy sólo es recuerdo o nostalgia, lo que ha seguido es el ocaso más oprobioso o la destrucción institucional más avezada. Culturalmente hablando, somos un alma en pena, sin presencia nacional, sin ninguna exposición internacional, sin audiencias interesadas o entusiastas, sin modelos, sin artistas que sean héroes cívicos y sin esquemas de reconocimiento. Es el desierto, en el que las almas ciegas ni siquiera se tocan. No hay instituciones, nuestros museos son sarcófagos, nuestras escuelas recintos vacíos, nuestros esfuerzos editoriales monsergas doctrinarias. Los públicos que fueron educados a fuerza de oferta cultural abundante y variada, los públicos que fueron creciendo nacionalmente en criterio y sensibilidad, son hoy pasto del olvido, de la regresión espiritual, del desconcierto. Un manto de empobrecimiento, de desarticulación, de discordia, de altanería, ha venido a cubrir lo que hasta no hace mucho fue florecimiento, dinámica viva y palanca de transformación social.
La cultura, sin embargo, logra sobrevivir a los embates políticos y mantenerse como río subterráneo hasta que las sociedades reflorecen. La España de 1975 fue un buen ejemplo de todo lo que hubo que callar o silenciar hasta que la muerte de Franco abrió las compuertas de un pensamiento que se mantuvo vivo por cuatro décadas de miseria. Sobre los creadores y pensadores de Venezuela, que no sobre las instituciones ahogadas, recae la continuidad del discurso cultural venezolano.
En ellos la savia sigue viva, a la espera de que una institucionalidad renovada sepa reconocer sus voces y gestos, sus hazañas y obras. El país del futuro sabrá que sus creadores nunca lo abandonaron, que de alguna manera siguieron soñándolo y reinventándolo, que en clave de ficción lo fueron reimaginando y que nunca dejó de ser referente para magníficas obras y realizaciones. Sólo quienes han sabido llevar el país en el corazón saben que éste tarde o temprano florece.
Muy buena reflexión, me parece un himno de esperanza para la creación que siempre estará en los corazones y los sueños de quienes se atreven a romper las barreras de la barbarie...si bien los espacios son necesarios, lo verdaderamente importante es la capacidad que tiene el ARTE, para reinventarse y contar cual crónista de los pueblos sus vicisitudes, cargadas de sentimientos de una realidad existencial...adelante creadores de mi País, nadie puede con el alma de un pueblo, aún en sus peores momentos.
ResponderEliminarEs excelente el artículo. Uno que ha vivido y trabajado para ocupar este sitio privilegiado y que poco a poco lo hayan matado de esta manera. De todas manera hay muchas personas que siguen poniendo en alto a nuestro país en estas áreas (músicos, escritores,danza entre otras), muchos de ellos han tenido que salir del país, pero obtienen premios, estas personas podrían estar triunfando directamente en su pais...Da mucha nostalgia pensar lo que era y todo lo que poco a poco se iba logrando, pero ahora lo único que impone el arte entre comillas, porque no saben lo que es..., es deshacer las buenas cosas e imponer el odio entre hermanos. Pero volverá a renacer por toda esta gente que trabaja por el arte y por el país.
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