La razón de ser de los lugares de exposición no sólo es la colección, es la gente que los visita
Óscar Navarro: La capacitación en museología
debe considerar la realidad latinoamericana
El especialista costarricense estuvo de visita en Venezuela para conversar sobre museos e inclusión social; tema que, a su juicio, es una tarea pendiente en este tipo de instituciones en el continente
Luis Jesús González Cova
"En lugar de crear mitos, los museos deben ser lugares para exhibirlos, pero para la desconstrucción de los mitos”, opinó el subdirector de la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional de Costa Rica, Óscar Navarro, durante el conversatorio Museos e inclusión social.
Durante su intervención, celebrada el lunes por la tarde en el auditorio del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, afirmó que el proceso de inclusión, entendido como el acceso de las personas a los museos, debe ser un camino de dos vías, “tanto el museo que se abre a la comunidad como la comunidad que se abre a dicho organismos, porque históricamente ha habido un desencuentro entre esa institución y la comunidad”.
A juicio del museólogo, para lograr esto es necesario la democratización dentro de las estructuras organizativas de los entes expositivos y, al mismo tiempo, buscar las vías que se adapten mejor a cada caso para disminuir la “aversión” de la comunidad hacia el museo, y así lograr la apertura en ambos sentidos. “Deben ser esos espacios donde todos los sólidos se desvanezcan y el ser humano se vea confrontado con su realidad”, reflexionó.
Para encontrar el camino del encuentro entre la institución y la sociedad en la que está inmersa, es necesario elaborar un análisis histórico, sociológico, político y económico en el ente museístico, “porque el museo que nosotros vemos es producto de ese proceso en el que entran esas variables a jugar. Por eso, nosotros tenemos que entender que el museo, su administración y su relación con la comunidad dentro de esas coordenadas, es fundamental”, argumentó.
Reconoció que en la práctica es complicado lograr esa simbiosis. “Es muy difícil porque tiene que ver con la capacitación de la gente en los museos y con cambiar la forma de pensar para poder lograr esa apertura. Una de las formas en que se ha trabajado en Europa con respecto a la inclusión social es permitir que la comunidad participe en el montaje y diseño de una exhibición, especialmente en el caso de minorías. Por ejemplo, la Galería Tate (Inglaterra), que uno podría calificar como elitista, ha llamado a parte de la comunidad a participar en el proceso de creación y montaje de exposiciones; ese es un tipo de inclusión”.
Navarro calificó como una tarea pendiente la formación del recurso humano como parte de la inclusión. “Si queremos mejorar lo museos, tenemos que permitir que las trabajadoras y los trabajadores se capaciten, pero tiene que ser una formación acorde con la realidad latinoamericana”.
“La mayoría de los museos están gerenciados por mujeres, pero estas no tienen una representación en las exhibiciones, ni en las colecciones”
Insistió en que es imprescindible la democratización hacia adentro de la institución, para tratar eliminar una verticalidad. “La razón de existir de los museos no es sólo la colección, es la gente que los visita, y es el deseo nuestro que tengan una buena experiencia y que aprendan y que nos apoyen”, agregó.
En el caso latinoamericano señaló que se dan otros dos casos de exclusión que atacan a sendos grupos importantes El primer caso tiene que ver con la dificultad de acceso a los museos por parte de las personas con algún tipo de discapacidad.
El otro gran ausente en estos espacios es el sector femenino. Apuntó que paradójicamente, en Latinoamérica, la mayoría de los museos están gerenciados por mujeres, pero estas no tienen una representación en las exhibiciones, ni en las colecciones. Inclusive, mencionó como ejemplo a los museos de historias nacionales en los que las mujeres usualmente son representadas en función de algún líder.
“Igual pasa con nuestros aborígenes, parece que ni ellos, ni las mujeres participaron en los procesos de independencia, parece que sólo fueron las que hicieron la bandera. Y en Latinoamérica la iconografía es recurrente: una señora junto a una ventana abierta, con una vela y cosiendo la bandera. En ese sentido, también tenemos que hacer una democratización y horizontalización”, recomendó.
Advirtió sobre el riesgo de caer en un proceso “casi demagógico”, abriendo los museos hacia una minorías con un discurso que rechaza otros grupos. “Siempre volvemos a elevar a una identidad y a las otras no. La labor es crear esa comunión de identidades”, acotó.
Para el también coordinador de la maestría virtual en museología del Instituto Latinoamericano de Museología (IAM), una de las fallas de mayor peso del sector en la región es la falta de intercambio entre las instituciones.
“Todos los museos están constantemente descubriendo el agua tibia, porque no saben lo que están haciendo los demás”. “A veces por el exceso de celo de decir lo que nosotros hacemos perdemos el tiempo, cuando pudimos haber avanzado”, concluyó.
Fuente: Correo del Orinoco. Caracas, Venezuela.
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