GESTIÓNUna sola persona se ocupa de la seguridad. No hay guías de sala que impidan que los visitantes toquen las piezas exhibidas
EL NACIONAL · SÁBADO 22 DE ENERO DE 2011 · CULTURA/4
MUSEO
La institución es recordada
por su labor en el retén de Los Flores
A Catia le preocupa el destino
de su único lugar para el arte
La comunidad se pregunta qué pasará con el acervo que custodiaba el Jacobo Borges
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
Un grupo de niños que juega en el Parque del Oeste entra corriendo a la única sala del Museo Jacobo Borges que permanece abierta. Les atraen tanto los colores de las obras del artista David Bello que no se cohíben de tocarlas. Nadie les dice que no deben hacerlo, pues desde la semana pasada la institución no cuenta con custodios ni guías de sala; tampoco se ofrecen catálogos ni la programación en la entrada.
La transición de museo comunitario a museo-escuela administrado por la Universidad de las Artes es el momento más vulnerable del Mujabo, el único espacio de difusión de las artes visuales de la parroquia Sucre. Es miércoles por la tarde. El museo recibe a algunos visitantes ante la mirada de una sola persona, un encargado de seguridad que no se percata de las travesuras infantiles. Tampoco hay cámaras que le permitan detectar la presencia de dos personas ajenas a la institución en el segundo piso del complejo. Un recorrido furtivo por el lugar revela que donde antes había una sala de exposiciones y oficinas ahora no queda nada. Ni obras, ni escritorios, ni personal. Sólo paredes pintadas de blanco. Afuera, unos empleados limpian la fachada. La gente que entra y sale del Parque del Oeste dice no tener noticias del cambio de administración y de perfil de la institución.
El segundo piso del museo ya no alberga obras ni empleados.
[Fotos: Alexandra Blanco]
Ventana de participación. Marlene Mora, representante de Procatia, explica que la organización ve con preocupación el "cierre técnico" del museo. "No sabemos cómo va a hacer la comunidad catiense para acceder a los documentos, las fotografías y las obras que integran su acervo cultural. La acción significa la clausura de una ventana de participación y de reflexión crítica. El museo era la única válvula de escape de una parroquia donde no hay cines ni espacios recreativos".
Mora recuerda los inicios del Mujabo, cuando todavía se llamaba Museo del Oeste. Fue creado en 1989, por decreto del gobernador del Distrito Federal, Virgilio Ávila Vivas, e inaugurado con una muestra del pintor de Catia Jacobo Borges el 3 de diciembre de 1993, a pesar de la resistencia de la comunidad, que pedía un polideportivo, un ateneo o una casa de recreación para personas de la tercera edad.
El debate entre las autoridades de la institución —encabezada por Adriana Meneses y Borges— y los líderes vecinales se gestó dentro de la biblioteca del complejo. "El museo no sólo dio a conocer a artistas, también se convirtió en un lugar con el que la comunidad podía contar. Fue allí donde se logró la salida del Retén de Catia; e igualmente sirvió para hacer un Aló, Presidente. Fue un sitio de reflexión donde la gente común decía cómo quería que fuera la parroquia, pero tanto al museo como al parque los mató la política", dice la dirigente.
Uno de los proyectos expositivos más recordados fue Caballo de Troya, una curaduría colectiva cuyo eje temático fue la supervivencia dentro de la cárcel vecina. "María Isabel Álvarez entraba todos los martes y jueves con un grupo de artistas", cuenta Meneses en el libro Memorias del museo. La línea social continuó con experiencias como Niños de la calle, curada por Ariel Jiménez, e Inocentes, en la que el artista Iván Hurtado abordó el tema de los niños víctimas de la violencia en Colombia.
El ex curador del Mujabo Carlos Palacios recuerda que la institución dio puerta franca a los artistas catienses a partir de la exhibición Del lado oeste. "Fue muy interesante formar parte de un museo que en un principio iba a ser de arte contemporáneo, pero cuyas circunstancias sociales y urbanas orientaron hacia la comunidad. El museo tomó el pulso de la calle. Lamentablemente ha habido cambios institucionales dirigidos a anular las instituciones —como la creación de la Fundación Museos Nacionales— que han estado avalados por sus directores, que son cómplices de la situación".
Los trabajadores que quedan se concentran en el mantenimiento de la fachada
Taller de museografía
El Mujabo y Unearte firmaron un convenio a principios de semana, señala una fuente vinculada con la Fundación Museos Nacionales que pidió mantener su nombre en reserva. El documento confirma que el museo pasará a ser un ente adscrito a la universidad, que funcionará como espacio práctico para la cátedra de museología, conservará su nombre y tendrá su propia programación. En las próximas semanas será reinaugurado con una exposición de la artista Valentina Álvarez. No queda claro qué pasará con la colección, que permanece en la Galería de Arte Nacional mientras la bóveda en la que estaba resguardada que tiene una filtración es reparada. La situación de los trabajadores también es incierta. A sólo seis de ellos se les permite la entrada. El resto aún no sabe si los trasladarán a otro museo o si los liquidarán.
Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.
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