MUSEOS
Investigadores deberán reconstruir una década perdida en el arte
El estancamiento expositivo
dejó un vacío histórico
La ausencia de obras y de publicaciones recientes dificultan la posibilidad de hacer un balance
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
La historia reciente de las artes visuales es un rompecabezas con muchas piezas perdidas y difíciles de recuperar. Historiadores, curadores e investigadores revelan un vacío expositivo, investigativo y adquisitivo de por lo menos seis años en los museos venezolanos, lo que convierte la década que recién culmina en un enigma para las próximas generaciones.
Mientras que las instituciones ligadas a la música, la literatura y el cine comienzan a revisar los hitos del decenio, en las artes visuales la tarea de proponer un recuento de artistas, exposiciones y curadurías se complica, ante la ausencia de obras y catálogos. "Hay un vacío de seis años en los que se dejaron de editar catálogos tanto en los museos como en la mayor parte de las galerías. La razón es que son caros, por tratarse de libros con ilustraciones a color. Sin embargo, si usted va a historiar lo que ocurre en estas instituciones, el principal documento con el que cuenta es el catálogo; es allí, y no en las listas de obras que están en el Departamento de Registro, donde aparece qué se dijo de una exposición, a partir de qué se organizó y qué obras se reprodujeron".
La crisis de documentación es en estos momentos uno de los temas más delicados no solo para los museos sino también para el arte en general, asegura el crítico y curador Gerardo Zavarce. "Hay carencias en los archivos que han generado a su vez un hueco, un vacío que es quizás el más terrible: la falta de una investigación sistemática, continua y, además, que tenga como punto final su difusión pública a través de una exposición y un catálogo. Hacer un balance será para los historiadores un trabajo enorme, porque los registros no están en los lugares idóneos".
A Zavarce le preocupa el destino de los archivos del Museo Jacobo Borges, cuyo "cambio de perfil" fue anunciado hace seis meses por el Ministerio de Cultura. Lo mismo podría ocurrir en instituciones como la Galería de Arte Nacional, cuya mudanza a una sede nueva implicó el cierre temporal de su Centro de Documentación, y con el Museo Alejandro Otero, que bajó la santamaría por tiempo indefinido para convertirse en refugio para damnificados.
El estancamiento de la investigación provoca a su vez el adormecimiento de las curadurías, afirma Zavarce. "Pareciera que los museos se han parado de cierta forma. La dinámica expositiva está absolutamente detenida. Eso es innegable. Las fuerzas del campo de arte buscan desarrollarse en otros territorios, pero los museos son espacios importantes para la convergencia ciudadana, para generar documentación, investigación, intercambio y debate".
Colecciones estancadas. La desaparición de los programas de adquisiciones y donaciones es otra de las políticas que favorece la desmemoria, y se ha convertido en un escollo para quienes quieren evaluar la escena a manera de retrospectiva. A partir de 2004, cuando se creó la Fundación Museos Nacionales, sus entes adscritos dejaron de adquirir obras de artistas vivos, lo que ha estancado las colecciones permanentes.
"Hay muy pocas obras de producción reciente en las salas y bóvedas, y para los artistas jóvenes los museos son un espacio vedado. Creo que esta carencia nos llevará a rotar una y otra vez las mismas piezas, y esa repetición resultará aún más evidente para el público si se continúa rehuyendo la incorporación de obras en préstamo a las exposiciones. Los museos han comenzado a negarse a asumir el costo de los seguros y por eso ahora no solicitan piezas a galerías, coleccionistas privados o instituciones. Esa es una de las razones por las cuales casi no se realizan muestras individuales, salvo excepciones como las del fotógrafo suizo René Burri y del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, que fueron traídas del extranjero", indica una fuente vinculada con la Fundación Museos Nacionales que pidió mantener su nombre en reserva.
A la falta de obras se suma la política. El análisis de la escena artística se complica aún más por la polarización, que automáticamente lleva a clasificar a los artistas en dos bandos. Esteva-Grillet pone como ejemplo la exposición Los 80. Panorama de las artes visuales en Venezuela, que organizó la Galería de Arte Nacional en 1990, considerada el balance más importante que se hizo de esa década. "La GAN pudo hacer ese recuento porque no había prejuicios políticos. Pero si se hubiera querido repetir la experiencia con los años noventa, se hubiera escogido con pinzas a los artistas afines al proceso. Y la última década también quedaría descartada", dice.
Resumen amargo
El recuento de la década en los museos es desalentador. Conflictos sindicales, problemas de infraestructura y limitaciones en el presupuesto marcaron la pauta. El cierre del Museo Alejandro Otero es el hecho que más conmoción ha causado, al igual que el hurto de la Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse. Su desaparición evidenció la vulnerabilidad del Museo de Arte Contemporáneo. La investigación que se abrió reveló el extravío de otras 14 piezas que luego aparecieron en rincones de la institución, lo que demostró el desorden que reina en archivos y bóvedas. El Salón Pirelli perdió continuidad. Su última edición fue en 2008. La consolidación del Festival Internacional de Arte Corporal y las exposiciones de René Burri, Oscar Niemeyer y Spencer Tunick se cuentan entre los aspectos positivos.
Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.
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