Ciudad 20 Ene 2011 Por Ariana Guevara Gómez
La celebración de los 50 años del Parque del Este coincide con los trabajos para rellenar el hueco del lago
En el lugar donde iría el Leander solo hay escombros | Alexandra Blanco
En el buque Leander ya no habrá museo. Al menos, no instalarán exhibiciones bajo la estructura del barco, como se había planificado inicialmente. Sobre el lago 9 del Parque del Este reposará la réplica sin la exhibición subterránea que recrearía las vivencias de la expedición que realizó Miranda en la embarcación original, en 1806.
Carlos Sierra, vocal del Colegio de Arquitectos de Venezuela, recordó que la excavación del lago 9 para colocar los pilotes, que generó el rechazo de los usuarios, se hizo precisamente para colocar las exhibiciones subterráneas. "Hace semanas nos enteramos de que se haría un proyecto menor.
Empezaron a llenar el agujero con tierra. No creo que se vaya a hacer el museo. Sería algo contradictorio, si ya se está rellenando el área. No hay que ser arquitecto para saberlo", dijo.
Raquel Shaffernorth, del Comité de Usuarios para el Rescate y la Defensa del Parque del Este, coincidió con la apreciación: "Desde mediados de diciembre no han hecho más nada allí. Se le ha asignado un realero al parque y no sabemos dónde está".
Marlene Cifontes, secretaria del sindicato de trabajadores del Parque Francisco de Miranda, aseguró que sólo estará el barco. "El personal técnico afirmaba que ese museo no estaba bien, todo el mundo lo decía. Nosotros hicimos varias denuncias, entre ellas varias contra el Leander".
Denuncias. El Proyecto Leander comenzó en 2006. La nave Santa María fue desmontada para ceder el espacio al barco.
El asunto originó polémicas.
Shaffernorth recordó que introdujeron recursos en el Tribunal Supremo de Justicia en 2008 para paralizar las obras, pero se declararon improcedentes. "Tenemos una demanda de nulidad que sigue allí", dijo.
En mayo de 2010, el ministro del Ambiente Alejandro Hitcher dijo que las obras habían estado paralizadas por varios meses, porque se estaba evaluando el proyecto. La construcción se haría en dos fases: primero, se realizaría la estructura del barco; y, después, el museo. El trabajo era muy complejo, afirmó, según reseña del Ministerio de Información y Comunicaciones.
En octubre del año pasado, Hitcher anunció que se reanudaría la construcción del barco, de 38 metros de largo y 8,40 de ancho. La inauguración, prometió, será en agosto de 2011.
La inversión ascendió a 18 millones de bolívares (18 millardos de bolívares antiguos). Inicialmente, se había dicho que costaría 8 millardos de bolívares de los viejos. La información enviada por Inparques no menciona nada sobre el museo. Sin embargo, fuentes de ese organismo aseguraron que la segunda fase, que incluía el museo, no se completaría.
El Colegio de Arquitectos de Venezuela emitió un comunicado en 2010 en el que rechazaba la construcción del museo subterráneo. Alegaban que el Parque Francisco de Miranda había sido creado para la exhibición de flora y fauna, y no para los fines que se planteaban con el proyecto, y que las obras obstaculizaban el tránsito y el disfrute del lago 9. Agregaban, entre otras cosas, que los recursos deberían utilizarse para rescatar las instalaciones deterioradas del parque.
Maquillaje de cumpleaños
Ayer en la mañana, el parque Francisco de Miranda se acondicionaba para la celebración. Unas personas recogían las hojas secas. Otros sembraban en las jardineras. Más allá, unos hombres pintaban de amarillo los bordes de las caminerías. Cerca de la entrada, obreros trabajaban en la reparación de los caminos de cemento. Algunos decían que hacían esas tareas como parte del aniversario número 50 del parque, y otros aseguraban que siempre las realizaban, sin fiesta de por medio.
A las 6:30 am el parque parecía un gimnasio a cielo abierto. La gente hacía ejercicios, corría o caminaba.
Alrededor de las 9:00 am, las hijas de Mildred Salazar patinaban. No habían ido de paseo sino a sacarse la cédula en el operativo del Saime. Pero como no llegaron a tiempo, decidieron quedarse un rato en las instalaciones, en esos espacios verdes y frescos, en los que también hay bancos rotos y agua turbia.
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