DUBRASKA FALCÓN | EL UNIVERSAL sábado 15 de enero de 2011
Catia perdió ayer el Museo Jacobo Borges. En horas de la noche del jueves un grupo de seguridad perteneciente a la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Uneartes), obligó a los custodios de la institución a entregarle las llaves del museo.
"Enseguida el Jacobo Borges pasó a formar parte de Uneartes. Desde la creación Fundación Museos Nacionales, la institución había pertenecido a ella. Nunca dejamos de ser un ente adscrito a la fundación. Hasta hoy", relata con voz entrecortada uno de los trabajadores del museo que pidió no ser identificado.
El nuevo personal cambió las cerraduras de todas las puertas del museo. Acción que procuraba evitar que los trabajadores pudieran tener acceso nuevamente a la institución. Tan solo el Jefe de Seguridad del Jacobo Borges pudo entrar para hacer entrega de la institución a Uneartes.
"Cuando llegamos no nos dejaron entrar. Nos prohibieron permanecer en el museo. De esta forma están violentando nuestro derecho al trabajo", asegura otro de los empleados.
Así el rostro del Museo Jacobo Borges cambió. Ayer se observaba personal de seguridad en los alrededores. Incluso, para acceder a la institución uno de los custodios requería la identificación de las personas.
"¿Seguridad para qué?", se pregunta un trabajador de museo. "En el museo no hay colección que custodiar. El personal de Uneartes no es personal especializado. Ellos están ahí para impedir que los trabajadores del museo pasen", dice en tono de molestia otro empleado.
En la institución tan solo permanecen siete personas. Dos que, según cuentan los trabajadores, han estado de acuerdo con que el museo pase a manos de Uneartes; una persona de mantenimiento, otra de investigación y el resto personas de seguridad.
"Son personas que aceptaron pasar a la nómina de Uneartes. El encargado de la institución, según órdenes de la presidenta de Uneartes, Vivian Rivas, es José Rangel. Nadie nos ha dicho si estamos despedidos. Vamos a meter un amparo ante la Inspectoría del Trabajo, porque no nos permitieron la entrada a nuestro sitio de trabajo luego de que el museo pasó definitivamente a manos de Uneartes. Nos dijeron que nosotros no estábamos capacitados para trabajar en la Universidad", afirma otro trabajador.
La medida de convertir el Museo Jacobo Borges en escuela de arte o danza -se manejan ambas versiones- no solamente afectará a los empleados sino también a la comunidad de Catia.
Así lo asegura José Quintero, integrante de la organización Procatia. Para él la medida de convertir el museo en una universidad es elitesco. "El Jacobo Borges ha sido un centro de reuniones de personas con distintos intereses. Pero ahora será elitesco. No estamos de acuerdo con la universidad. Eso solo le serviría a una minoría. No a todos los que vivimos en la comunidad les interesa estudiar arte o danza. En cambio el museo involucraba a todos. Ahí se dictaron talleres y conversatorios con diferentes tópicos, había conciertos, exposiciones realizadas con artistas de la comunidad. Ahí tenemos la Escuela Armando Reverón, que no tienen ningún vínculo con la comunidad. En Catia no hay cines ni centro culturales. Ahora nos quitan el museo", se lamenta Quintero.
Según el integrante de Procatia, cuando Adriana Meneses dirigía el museo la institución respondía por completo a los intereses de la comunidad. Pero cuando la política comenzó a entrar en la institución cultural las cosas cambiaron. "Nos negamos a que eso pasará y nos cerraron la puerta como organización del museo", afirma.
Obras apiladas
Según un trabajador de la Galería de Arte Nacional, "algunas" de las obras que fueron trasladadas del Museo Jacobo Borges han llegado a la bóveda del nuevo edificio de la GAN, ubicado en la avenida Bolívar.
"Algunas obras han llegado a la bóveda nueva sede de la Galería de Arte Nacional. Están apiladas ahí. Están en la bóveda que no cuenta con parrilla para colgarlas ni tiene aire acondicionado. Por eso es que la mayoría de las obras de la GAN están aún en la bóveda del Museo de Bellas Artes", dice uno de los trabajadores de la Galería de Arte Nacional.
"Enseguida el Jacobo Borges pasó a formar parte de Uneartes. Desde la creación Fundación Museos Nacionales, la institución había pertenecido a ella. Nunca dejamos de ser un ente adscrito a la fundación. Hasta hoy", relata con voz entrecortada uno de los trabajadores del museo que pidió no ser identificado.
El nuevo personal cambió las cerraduras de todas las puertas del museo. Acción que procuraba evitar que los trabajadores pudieran tener acceso nuevamente a la institución. Tan solo el Jefe de Seguridad del Jacobo Borges pudo entrar para hacer entrega de la institución a Uneartes.
"Cuando llegamos no nos dejaron entrar. Nos prohibieron permanecer en el museo. De esta forma están violentando nuestro derecho al trabajo", asegura otro de los empleados.
Así el rostro del Museo Jacobo Borges cambió. Ayer se observaba personal de seguridad en los alrededores. Incluso, para acceder a la institución uno de los custodios requería la identificación de las personas.
"¿Seguridad para qué?", se pregunta un trabajador de museo. "En el museo no hay colección que custodiar. El personal de Uneartes no es personal especializado. Ellos están ahí para impedir que los trabajadores del museo pasen", dice en tono de molestia otro empleado.
En la institución tan solo permanecen siete personas. Dos que, según cuentan los trabajadores, han estado de acuerdo con que el museo pase a manos de Uneartes; una persona de mantenimiento, otra de investigación y el resto personas de seguridad.
"Son personas que aceptaron pasar a la nómina de Uneartes. El encargado de la institución, según órdenes de la presidenta de Uneartes, Vivian Rivas, es José Rangel. Nadie nos ha dicho si estamos despedidos. Vamos a meter un amparo ante la Inspectoría del Trabajo, porque no nos permitieron la entrada a nuestro sitio de trabajo luego de que el museo pasó definitivamente a manos de Uneartes. Nos dijeron que nosotros no estábamos capacitados para trabajar en la Universidad", afirma otro trabajador.
La medida de convertir el Museo Jacobo Borges en escuela de arte o danza -se manejan ambas versiones- no solamente afectará a los empleados sino también a la comunidad de Catia.
Así lo asegura José Quintero, integrante de la organización Procatia. Para él la medida de convertir el museo en una universidad es elitesco. "El Jacobo Borges ha sido un centro de reuniones de personas con distintos intereses. Pero ahora será elitesco. No estamos de acuerdo con la universidad. Eso solo le serviría a una minoría. No a todos los que vivimos en la comunidad les interesa estudiar arte o danza. En cambio el museo involucraba a todos. Ahí se dictaron talleres y conversatorios con diferentes tópicos, había conciertos, exposiciones realizadas con artistas de la comunidad. Ahí tenemos la Escuela Armando Reverón, que no tienen ningún vínculo con la comunidad. En Catia no hay cines ni centro culturales. Ahora nos quitan el museo", se lamenta Quintero.
Según el integrante de Procatia, cuando Adriana Meneses dirigía el museo la institución respondía por completo a los intereses de la comunidad. Pero cuando la política comenzó a entrar en la institución cultural las cosas cambiaron. "Nos negamos a que eso pasará y nos cerraron la puerta como organización del museo", afirma.
Obras apiladas
Según un trabajador de la Galería de Arte Nacional, "algunas" de las obras que fueron trasladadas del Museo Jacobo Borges han llegado a la bóveda del nuevo edificio de la GAN, ubicado en la avenida Bolívar.
"Algunas obras han llegado a la bóveda nueva sede de la Galería de Arte Nacional. Están apiladas ahí. Están en la bóveda que no cuenta con parrilla para colgarlas ni tiene aire acondicionado. Por eso es que la mayoría de las obras de la GAN están aún en la bóveda del Museo de Bellas Artes", dice uno de los trabajadores de la Galería de Arte Nacional.
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