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martes, 18 de enero de 2011

"El daño que se le ha hecho al arte es irreversible"

EL NACIONAL · LUNES 10 DE ENERO DE 2011 · CULTURA/3

El foro del lunes

MIGUEL MIGUEL
El curador teme por el estado de las colecciones permanentes


"El daño que se le ha hecho al arte
es irreversible"



El ex comisario del Museo Alejandro Otero asegura que la presencia de damnificados en sus salas revela el desprecio que el Gobierno siente por la cultura. Agrega que la gestión museística de los últimos años dejará un vacío institucional que será difícil de llenar en el futuro


CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

Miguel Miguel. [Foto: Henry Delgado]

Miguel Miguel guarda con nostalgia los catálogos de exposiciones como Contemporánea, Sin fronteras y Re-Readymade, tres de sus curadurías más importantes para el Museo Alejandro Otero. Mientras hojea sus páginas rememora los días en que los museos venezolanos eran la envidia del resto de los países latinoamericanos por la calidad de sus exhibiciones, el nivel de sus colecciones y su intensa labor divulgativa e investigativa. A su juicio, el daño que estas instituciones han sufrido en los últimos 10 años es irreversible y la presencia de damnificados en sus salas sólo evidencia desprecio por el arte.

—¿Qué implica para la cultura que un museo cierre sus puertas para convertirse en un refugio?
—Mira, realmente creo que cada vez que el Gobierno comete una arbitrariedad como la de utilizar los museos venezolanos como refugios para las personas que lamentablemente quedaron damnificadas por las lluvias se corrobora el inocultable desprecio que siente hacia la cultura y el arte, un sector al que ya se le ha hecho mucho daño.

—¿Qué puede hacer el Consejo Internacional de Museos con respecto a la situación del Alejandro Otero?
—El ICOM podría descalificar el MAO por ser utilizado como refugio. Pero si tomamos en cuenta que el régimen de Chávez ni siquiera respeta las disposiciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, mucho menos le importará lo que un ente como el ICOM, que pertenece a la Unesco, tenga que decir.

—¿Cómo le explica alguien lo que implica una sanción del ICOM a las 350 personas que perdieron sus casas y que ahora viven en el museo?
—Es imposible. Hay prioridades humanas que uno realmente entiende. En el MAO hay familias enteras con niños, pero hay otros mecanismos que tienen los gobiernos para atender sus necesidades. El país también tiene que velar por su patrimonio. Lo que está sucediendo en Venezuela es algo inédito. Tomar una institución museística no es la solución. Es impensable que algo así pueda suceder en un país civilizado. Imagina el escándalo que habría en Francia si alguna tragedia natural deja damnificados y por instrucciones del Gobierno se utilizara el Museo del Louvre como refugio.

—Los franceses harían un escándalo, pero ¿por qué los venezolanos no reaccionan de la misma manera y salen a defender el Museo Alejandro Otero?
—La razón es muy sencilla: hay prioridades. Venezuela está pasando desde hace varios años por una crisis muy profunda que crece cada día, y valores tan importantes como la cultura, el arte y la institucionalidad son vistos como algo "secundario". Es algo que uno no se logra explicar del todo, porque hasta hace por lo menos una década la asistencia a las inauguraciones era masiva. Siento que ha habido una relativa apatía del venezolano de todos los estratos sociales ante otros aspectos de la vida que no son considerados como necesidades básicas. Hay una noción de supervivencia generalizada en el venezolano que le impide acercarse a la cultura.

—Este no es el primer intento de cierre del MAO. ¿Por qué cree que este museo en particular es tan incómodo para el Gobierno?
—Este gobierno tiene ideas anticuadas y anacrónicas. Hace como cuatro años Chávez dijo en Barquisimeto que había que estar en contra de la modernidad. Semejante exabrupto sólo puede salir de una mente fósil que no cree en el progreso, que es justamente el espíritu de la obra de Alejandro Otero.

—¿Qué pueden esperar los museos para este año, que se dice será uno de los más críticos de la era Chávez?
—Yo prefiero preguntarme qué va a pasar con nuestros museos luego de la era Chávez. Resulta altamente preocupante y es difícil de avizorar. No quisiera ser pesimista, pero no va a ser fácil recuperar la credibilidad internacional de nuestros museos. Será difícil volver a tener el prestigio que tuvimos hasta hace una década. En especial, me preocupan las colecciones. El caso más relevante ha sido el hurto de la Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, pero sospecho que serán varias las obras que no estarán en su sitio. Las piezas en papel, que se pueden trasladar fácilmente en carpetas, son las que corren más peligro. Las colecciones nuestras han sido muy vulnerables, las unificaron y rotaron por museos del interior del país que lamentablemente no tienen una infraestructura de conservación. Habrá que hacer un inventario exhaustivo de todas las colecciones y sospecho que habrá ingratas sorpresas.

—¿Cuánto han retrocedido los museos en los últimos años?
—Los críticos e historiadores han comenzado a hablar de una década perdida. Hay un vacío de una década que difícilmente se podrá recuperar. El daño que se le ha hecho al arte venezolano es irreversible e irreparable. Hace siete años, desde que se creó la Fundación Museos Nacionales, que los museos no adquieren obras para sus colecciones permanentes. Va a haber un vacío de un período importante del arte nacional e internacional que no se va a poder recuperar nunca. Entre otras cosas porque el mercado del arte ha aumentado sus valores monetarios y, por más recursos que le pueda inyectar Venezuela a las instituciones museísticas, estas no podrán competir.

—¿Eso quiere decir que las obras de artistas como Meyer Vaisman y Alexander Apóstol, que fueron realizadas en los últimos siete años, estarán permanentemente fuera de los museos?
—Esos son artistas jóvenes y activos y espero que cuando esto pase haya comprensión por parte de ellos y del Estado y se llegue a acuerdos para la adquisición de obras. Hay que llenar los vacíos que tienen nuestros museos. No es posible que ningún museo de Venezuela tenga una sola pieza de Arturo Herrera, nuestro artista de mayor visibilidad internacional en estos momentos. También hay vacíos en la obra de nuestros precursores de la modernidad y la contemporaneidad. Muchas obras que pertenecen a grandes colecciones venezolanas han salido fuera del país e inclusive han sido subastadas. El niño enfermo de Arturo Michelena es un caso, al igual que muchos Colorritmos de Alejando Otero, Fisicromías tempranas de Cruz-Diez y el conjunto escultórico The Party, con el que Marisol Escobar nos representó en la Bienal de Venecia de 1968. Con lo que el Gobierno ha regalado a otros países se hubiera podido comprar esa pieza y muchas más.


Premios viciados

A los vacíos de los museos se suman los de los Premios Nacionales de Cultura. Miguel Miguel lamenta que estos galardones sean otorgados a artistas por razones ideológicas. "Esa es una verdad incontestable. Hay decenas de artistas venezolanos con décadas de labor ininterrumpida que no han sido reconocidos y corremos el riesgo de que fallezcan sin recibir el Premio Nacional. Por ejemplo, un artista fundamental como lo es Roberto Obregón falleció sin haber recibido el Premio Nacional de Artes Visuales. Y sin duda Obregón es mucho más importante que todos los artistas juntos que lo han recibido en los últimos años. Soy partidario de que el Estado decida entregar esos premios post mórtem".

Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.

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