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viernes, 13 de abril de 2012

"La bóveda nuestra no está construida"


"Había como una política de no hacer exposiciones individuales sino colectivas" "Nunca hubo una política de adquisición coherente en la GAN, que tuviera dirigida a crear homogeneidad"


Vía: @grjoseluis
Fuente: El Universal.
Por: Dubraska Falcón.

Para el pintor y poeta en la Galería de Arte Nacional está construida por completo a finales del año 2012 OSWER DÍAZ


Para Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, 1931) la colección de la Galería de Arte Nacional (GAN) presenta muchas fallas: ha crecido de forma desigual. El director de la GAN asegura que no ha habido una política de adquisición coherente en la institución. Es por esto que para el ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas (1997) es el momento de realizar una revisión de valores de las piezas que están en la colección. Sobre todo ahora que se retomará, según afirma, la compra de obras, que estaban prohibidas desde hace 2008.

"Debemos enfocar las adquisiciones hacia los huecos que hay en la galería. No solamente aumentando las obras, en los casos de artistas que son muy representativos, sino también adquiriendo piezas de artistas que no están. ¡Eso significa que hay que hacer una revisión de valores! Aquí nunca se había hecho, en el sentido de justicia, la valoración de la obra de un artista. Sino que sencillamente las obras entraban por premiaciones o por donaciones. ¡Nunca hubo una política de adquisiciones coherente en la GAN, que tuviera dirigida a crear una homogeneidad y heterogeneidad, donde estuvieran todos los artistas representativos con obras de calidad! Se hizo una colección muy grande, pero en el fondo desigual. Hay obras muy flojas de un artista que debería estar mejor representado. La cosa es compleja", afirma el pintor y poeta.

-¿La GAN está adquiriendo obras?

-Hay una política de adquisición que se va a implantar por iniciativa del Ministerio de Cultura. La galería estaba adquiriendo muy pocas obras. Pero pienso que era porque no había un mecanismo programado que se ocupara de eso. Pasa que para adquirir obras hay que tener en cuenta muchos factores, porque sucede que hay muchísimos artistas que no tienen obras en la GAN. A pesar de que la colección es muy numerosa, no es una colección que cubra todo. Hay muchas fallas.

-¿Cuáles artistas no están?

-Nosotros tenemos 37 obras de Armando Reverón, pero no tenemos más de tres o cuatro de Manuel Cabré. Por ejemplo, no tenemos obras de Leoncio Martínez. Tenemos obras solo de algunos integrantes del Círculo de Bellas Artes que eran importantes. ¡Tenemos fallas!

-¿Aún existe la posibilidad de que la GAN albergue las colecciones de los museos?

-Los museos que tiene bóvedas y espacios aclimatizados para conservar obras las mantendrán, estarán bajo su custodias. Pero no serán obras de ellos. Ellos no se negaran a prestarlas en el momento en que otro museo las necesite. Esa es la diferencia. Nuestra bóveda no puede tener más de 25 mil obras; muchas están guardadas en las gavetas, como los dibujos. Será necesario que existan colecciones en otros museos. Pero nosotros vamos a tener el mayor número de obras, aunque no van a pertenecer a la GAN.

-¿Entonces la GAN sí recibirá las colecciones de otros museos?

-En principio, sí. Se está tratando de crear perfiles. Aquí pasó que después de la división entre el Museo de Bellas Artes (MBA) y la galería, el Bellas Artes siguió trabajando con material venezolanos. ¡No acató la disposición! Siguieron comprando obras de artistas venezolanos y haciendo exposiciones de artistas venezolanos. Lo mismo pasó con el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas: se llenó, a través de las donaciones, de obras de artistas venezolanos. Ellos deben darle a la GAN todas las obras de arte venezolano, porque es el organismo que se ocupa de ellas. Y ellos deben ocuparse de las obras de sus perfiles.

-Cuando habló de la programación de la Galería de Arte Nacional, afirmó que se estaba creando una nueva bóveda...

-Nosotros tenemos una bóveda en el Museo de Bellas Artes, que era donde antes estaba la GAN pero será provisional. Esas obras se van a pasar a una gran bóveda que se está diseñando. Está en su fase de construcción; creo que deberá alojar unas 25 mil obras.

-¿En dónde están construyendo esa bóveda?

-Aquí en el edificio de la GAN.

-¿Pero la GAN ya no tiene una bóveda en su edificio?

-Lo que pasa es que la bóveda nuestra no está construida. Es decir, está a medias. Nosotros llamamos bóvedas cuando existe el parrillado. Las parrillas es lo que permiten que la obra pueda ser colocada en su sitio. Todavía la bóveda no tiene parrilla. Entonces, no podemos hablar de bóveda. La bóveda debe estar lista hacia septiembre.
En ese momento pasarán todas las obras para acá.

-¿Todavía hay obras de la GAN en el MBA?

-Sí.

-¿Y en el edificio de la GAN cuántas obras hay?

-Hay bastantes. (Debemos conocer el número exacto de obras, debe hacerse manera pública pues el patrimonio de todos los venezolanos) No todas. No están guardadas como tendría que ser: en las parrillas. Los dibujos y grabados están colocadas en el maletero.
-¿Las obras están bien en esa bóveda a medias?

-Sí. Aquí tenemos muy buena escuela en materia de mantenimiento. No es una cosa que se ha creado ahora. Eso viene de la vieja escuela del Museo de Bellas Artes. La formación de museógrafo ha sido cuidada.

-La galería presentó su cronograma expositivo para 2012. Pasó de tener tres exhibiciones al año para tener 22. ¿Por qué?

-Porque tenemos mayor espacio (...) Al dividirse el MBA de la GAN las exposiciones individuales se hicieron más esporádicas. Incluso, llegaron hasta desaparecer. Había como una política de no hacer exposiciones individuales sino colectivas. Correspondía a una táctica de democratizar el arte. Desde que llegamos nosotros nos propusimos volver a retomar a la vieja política del MBA: darle espacio a lo que se está haciendo en este momento, que es de donde parte todo lo que es el desenvolvimiento creativo (...) Tenemos que volver a tomar en cuenta esa producción activa y actual de los artistas que están trabajando y que quieren exponer sus obras. ¡Es nuestra obligación escogerlos, sea de la tendencia o de las ideas que sean!

-¿Qué tipo de artistas están seleccionando para las exposiciones individuales?

-Recuerda que la GAN es una institución del Estado, no es una institución privada. Nosotros no nos podemos dar el lujo de decir: nuestra línea es ésta. ¿Y la libertad de expresión? ¿Y la libertad del arte y artista? Nos gustaría trabajar con propuestas como el MoMA, pero tenemos que considerar también el trabajo de otros artistas, que lógicamente tiene derecho a mostrar sus obras. Claro, haciendo énfasis de que la calidad de las obras sean adecuadas. No podemos caer en las cosas intrascendentes, ya vistas o que aportan poco. La propuesta de la GAN debe estar dirigida hacia la innovación, hacia la búsqueda de la dialéctica, de los cambios, de las transformaciones. Tratamos de darle cabida a todos. No importa que sean artistas ingenuos, contemporáneos o conceptualistas. Hacemos una labor de rescate de valores.

-¿Cómo va el proceso de construcción de la GAN? ¿Qué falta?

-La GAN se empieza a construir en los años 50. Se hacen las fases y no las terminan. Entonces el gobierno actual avanza mucho más y construye todo lo que es la parte destinada a las exposiciones y a ciertas áreas administrativas y de talleres. No culmina con todo el proyecto general que es mucho más grande. Queda por terminar las terrazas, las partes de jardinería, el gran auditorio, la parte de los espacios administrativos que tampoco están culminados, el comedor, los espacios para la librería y los espacios para restaurantes.

¿Para cuándo cree usted que podría estar lista?

-Estamos calculando que la galería comienza a funcionar completamente a finales de año.

¿Incluyendo la plaza?

-Sí. Pero no la parte subterránea, porque eso implica un trabajo más grande de planificación y de construcción de inmobiliario. Pero con que esté hecha la plaza ya es importante. Ya ganamos bastante.

martes, 13 de marzo de 2012

“La sociedad exige mucho del arte” Félix Suazo.

vía: @grjoseluis
Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.
Por: CARMEN V. MÉNDEZ


El investigador asegura que los artistas han creado nuevas bases




El director de El Anexo indica que el trabajo del circuito independiente del arte es titánico, y considera que la sociedad exige demasiado de un movimiento que ha tenido que reinventarse


“La intolerancia ha generado
procesos de ‘guetificación”


Hace cinco años que el investigador Félix Suazo decidió, junto con un grupo de amigos, abrir las puertas de sus casas para mostrar arte. Lo hizo sin expectativas comerciales, más bien para contribuir con el estudio de ciertas tendencias del arte venezolano, surgidas en los años setenta y ochenta, con las que la historiografía nacional tiene una deuda. Así nació El Anexo, un lugar que aborda a la generación de Claudio Perna, Eugenio Espinoza, Héctor Fuenmayor, Antonieta Sosa y Diego Barboza, entre otros, pero también al arte contemporáneo. "No es que estemos aferrados a una visión nostálgica de un pasado sino que creemos que gran parte de las producciones y experiencias que se nos presentan en la escena artística actual tendrían una explicación originaria justamente en estas proposiciones. Se trata fundamentalmente de mostrar y de reflexionar sobre lo mostrado", señala el también coordinador de Periférico Caracas. 

—¿Cómo ha sobrevivido El Anexo, que funciona en un espacio doméstico, cuando hay lugares respaldados por instituciones y mercados que han desaparecido? 
—Lo que pasa con El Anexo es que es un proyecto hecho desde el cuerpo y con el cuerpo. No surge pensando en los recursos que se tienen o en los que se podrían obtener a futuro, sino pensando en el capital intelectual y en los modestos recursos materiales que teníamos como equipo Nancy Farfán, Gerardo Zavarce, Zinnia Martínez y yo. Por supuesto, con el apoyo incondicional de unos cuantos artistas, entre ellos David Palacios, Juan Carlos Rodríguez, Juan José Olavarría, Deborah Castillo y Argelia Bravo, y otros que nos han ayudado en diversos aspectos que son necesarios no solamente para concebir una exposición y ponerla en escena, sino también para conceptualizarla, discutirla y profundizarla. Como surge desde el cuerpo simplemente va creciendo y avanzando con nosotros. También hemos tenido una gran receptividad de los medios y de otros colegas del campo que muy respetuosamente nos han apoyado con su complicidad, indicaciones y sugerencias. 
—Pareciera que toda la escena contemporánea descansa sobre el circuito independiente. ¿No es algo desproporcionado? 
—El trabajo del circuito independiente es titánico. Se basa en la iniciativa y en la convicción de quienes lo hacen más que en la potencialidad y oportunidades reales que existen. Estamos en un país que lleva varios años de control de cambio, lo cual incide en la circulación de las obras y en el desplazamiento de muchos de los artistas que tratan de movilizar sus instituciones y propuestas. Ellos están asumiendo políticas de responsabilidad social a cuenta y riesgo propio. Los instrumentos jurídicos de responsabilidad social no ofrecen suficientes beneficios ni ventajas al sector artístico y eso hace que el trabajo de estas instituciones sea forzado. Además, la intolerancia ha generado procesos de ‘guetificación’ y ‘autoguetificación’ injustificados. 

—¿Se trata de un problema institucional o creativo? 
—La cultura es justamente el encadenamiento de los elementos y rituales que se tejen en torno a sus instituciones y, por supuesto, a sus prácticas. La obra de arte está directamente relacionada con una institucionalidad activa pero fracturada, que uno no puede decir que ha sido inexistente pero que en muchos aspectos ha dado la espalda a un horizonte importante de esas creaciones. Hablo tanto de instituciones oficiales como de instituciones privadas. En ellas los creadores hacen gran parte de su trabajo con sus propias energías y fuerzas, hasta donde pueden. Entonces tenemos un panorama artístico en el que unos medios se han impuesto sobre los otros, especialmente el fotográfico y el audiovisual, y en el que hay una cierta inclinación hacia los lenguajes que depositan gran parte de su legitimidad y efectividad en la conceptualización. Por otro lado, hay una serie de producciones vinculadas con los medios tradicionales con incidencias de las prácticas artesanales o de la decoración en el espacio del arte. ¿Qué tenemos entonces? Una aparente normalidad, que es lo que la gente lee o interpreta como un agotamiento o como la ausencia de un punto de quiebre con respecto a lo que se ha hecho anteriormente. 



—Algunos críticos señalan que la escena está estancada, que es reiterativa, que la proliferación de las colectivas no es un buen síntoma.
—Hoy estamos hablando de lo que creemos que está sucediendo con el arte y no lo estamos viendo en su devenir, en una década en la que el movimiento artístico local se ha tenido que reinventar, ha tenido que crear nuevas bases en un siglo emergente también y en un país que ha sufrido modificaciones traumáticas, que ha tenido que abrirse hacia otras formas de institucionalidad, más independientes. Quizás le estamos pidiendo demasiado al movimiento artístico, que ha tenido que reposicionarse, ganar otros espacios, que en parte le fueron negados por la institucionalidad oficial —por aquellas directrices de que no se hacían individuales o de que todas las exposiciones debían tener algún tipo de interés o sesgo ideológico—. Creo que vivimos en una sociedad fatigada, que se acostumbró a la dinámica de la producción, de la inmediatez y de la novedad y que está pidiéndole al arte más esfuerzos de los que ya está haciendo. Si uno lo ve desde el punto de vista de qué hay de nuevo desde el año pasado, evidentemente no mucho. Pero si uno lo ve como la culminación de un proceso de reinvención, creo que estaríamos en un punto de inflexión hacia una visión autocrítica. Hay que ver esa crisis de cara a las expectativas de la sociedad y lo que ésta pide. Algunos solicitan entretenimiento, otros reflexión crítica y unos lo más excelso y puro. Del otro lado están los propios productores del arte y los circuitos de distribución artística, que tienen que ver qué es lo que le están ofreciendo. 

Un lugar de encuentro

La experiencia de Periférico


Si bien se habla de crisis en el arte, Periférico Caracas pareciera eludirla bien. Sus exhibiciones figuran entre las más visitadas y comentadas. Félix Suazo, coordinador de esa sala, asegura que la clave es que el Centro de Arte Los Galpones ­que cumplirá siete años­ fue concebido como un lugar de encuentro. "La fundación ha estado muy cuidada tanto por Tulia González, su presidenta, como por Jesús Fuenmayor, que hasta hace muy poco fue su director general (aún no se ha designado a un sustituto). Es un sitio que acoge al público, que lo invita a ver". Ante la pregunta de si es un lugar de moda, responde que el surgimiento de sitios como Los Galpones, el Parque Cultural La Trinidad o el Centro Trasnocho ­tres polos que han demarcado la actividad cultural y se han vuelto muy influyentes­ no debería ir en detrimento de lo que los demás espacios hacen. "Los museos trabajan, aunque sea de manera parcial; algunos tienen la función de conservar la memoria y eso es importante, pero también hay otras áreas del circuito expositivo que son muy valiosas".

martes, 8 de marzo de 2011

Entrevista Alejandro Freites, Director de la Galería Freites: "Las exposiciones no son tan rentables"

Por: DUBRASKA FALCÓN |  EL UNIVERSAL lunes 7 de marzo de 2011  

Alejandro Freites ni siquiera lo duda: sí, el mercado del arte venezolano ha cambiado. Para cuando el director de la Galería Freites se inició en ese mundo, las obras de los artistas se vendían el mismo día de inauguración de las exposiciones. Ahora los compradores no solamente se toman un "tiempo" para analizar su inversión, sino que además las instituciones privadas tienen que analizar si vale la pena o no invertir en las programación expositiva cuando en Venezuela se realizan procesos electorales. Todo ello sin sumarle la crisis económica que ha generado un reajuste en las galerías.

"Estamos viviendo momentos complicados. No estamos en un ambiente típico. Hay una confrontación marcada y no podemos estar al margen. El año que viene vamos a tener que analizar bien cuántas exposiciones podemos hacer; o si valdrá o no la pena" dice Freites, quien además asegura que el repunte de las galerías en los últimos años no se debió a que las instituciones quisieran ocupar el espacio de los museos.

-¿Cree usted que le quedó grande a las galerías tomar los espacios que han dejado los museos?

-¡Nunca se pretendió tomar los espacios de los museos! Las galerías siempre han hecho lo mismo: promover a sus artistas. Lo que pasa es que, ante la ausencia de una política oficial coherente del gobierno, las galerías se han visto más en primer plano. Seguimos haciendo lo mismo. En mi caso, he tomado la iniciativa de hacer exposiciones históricas sin fines de lucro y eso es un poco para preservar la historia del país.

-Pero es a los museos a quienes les corresponde preservar la historia artística. 

-Sí. Pero eso lo hago como una retribución al país en donde vivo, donde me he educado y formado. No pretendo que con una exposición yo pueda asumir el papel de los museos. ¡Eso no está contemplado! Ante la ausencia de una política coherente, cada quien toma lo que puede. No ocupar sus lugares.

-¿Siente que en los últimos meses las galerías han bajado el ritmo expositivo? 

-No creo que sea así. No he hecho tantas exposiciones como al principio. Cuando reabrí la galería con este local, tenía pensando una cantidad de exposiciones que no había hecho y que tenía que hacerlas. Lamentablemente, no he podido hacer más porque no tengo personal suficiente para intercalar en cada uno de los tres pisos de la galería una exposición. Solo tengo un equipo museográfico, mientras que los museos tienen más de uno. Tampoco pretendemos ser como un museo. Sin embargo, tenemos mucha actividad. Por ejemplo, invitamos a dos directores muy importantes como Gloria Zea, del Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo) y a Consuelo Ciscar, al frente del Institut Valencià d'Art Modern (Ivam). De esas reuniones surgió la exposición de Jacobo Borges en el Mambo. Estamos montando la de Baltasar Lobo en el Ivam para el 15 de marzo, que fue la misma que exhibimos aquí. Seguimos reprogramando las actividades. Este año empezamos el 5 de junio con Abigaíl Varela; en septiembre tendremos a Pedro Fermín, en octubre a Fernando Botero. Luego a Jacobo Borges son su nueva obra.

-¿Por qué abren en junio?

-Estamos ocupados reorganizándonos con todas las actividad que habíamos tenido en el extranjero. Lograr contactar y conseguir exposiciones en el exterior no es fácil. Hemos estado moviéndonos y concentrándonos en los contactos para que los artistas venezolanos vayan afuera.

-¿Es más complicado hacer exposiciones en Venezuela?

-Todo es más costos ahora. La realidad es que las exposiciones no son tan rentables. Es rentable el trabajo total que se hace en el año. Para algunas galerías pequeñas es muy costoso hacer una exposición; los catálogos son muy costosos.

-¿Las galerías pequeñas son más vulnerables?

-Claro. Pero esto hay que analizarlo desde otro punto de vista. El arte a nivel internacional está mejor que nunca. Las actividades que se están desarrollando fuera de Venezuela son muy intensas. Estamos tratando de participar. Pero en Venezuela las cosas son más lentas. Claro, estamos previendo que el año que viene es un año electoral, es un año exacerbado, y hay que correr el riesgo: hacemos o no exposiciones.

-¿Qué está comprando el venezolano? 

-Ahora hay una gran tendencia a comprar arte geométrico como Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, que son los grandes abanderados. También están comprando a Jacobo Borges y a Edgar Sánchez. La generación de 45 años no había nacido en la época del geometrismo, por eso lo ven como un descubrimiento.

-¿Las galerías venezolanas están vendiendo?

-Pienso que sí. Las galerías tradicionales siempre han vendido. Como en todo, hay unas que abren y otras que cierran. Hablemos de Los Galpones de Los Chorros: es un espacio nuevo que se está moviendo y hay entre seis o siete galerías. El tema de la rentabilidad es complicado.

-¿A las galerías les hace más factible vender que montar una exposición?

-Las cosas cambian. Cuando entré a este negocio, yo iba a las galerías y en las inauguraciones es que la gente compraba. Existían los puntitos rojos, los cuadros eran en otros formatos. Hoy los formatos son más grandes. La gente se toma un tiempo para pensar en lo que va a comprar. La exposición es la consecuencia del trabajo que la galería hace con el artista. Luego, el mundo está cambiando en cuanto al sistema expositivo. Las galerías se están preparando para hacer exposiciones para ir a las ferias. Hay cinco o seis ferias al año. Es muy costoso. Pero en una galería durante una exposición pueden ir entre 1.200 o 1.500 personas; en una feria pasan más de 50 mil personas. Es mucho más importante estar en contacto con 50 mil personas concentradas en cinco días que tener una exposición abierta con un gran esfuerzo en una galería donde van a ir mil personas.

-Entonces, ¿se ha vuelto rentable ir a las ferias? 

-Pudiera ser. A algunas galerías no les importa lo rentable. Quizás les importa más mover a sus artistas. Pero tienen que estar claros, ir a la feria es una ilusión. Si no tienes la fuerza necesaria para mantener al artista y para defenderlo, pues viene una galería de afuera y te lo quita. Así pasa. Es una ilusión. Lo que interesa es ver si se logra conocer cómo es el negocio afuera; así no se va a peder dinero.