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jueves, 27 de septiembre de 2012

El Mausoleo, por Federico Vegas

Fuente: Prodavinci
Por: Federico Vegas

Imagen Cortesía de: Prodavinci

Si hubiera que representar tridimensionalmente al Chavismo, junto a sus evidencias y misterios, propósitos y secretos, recursos y limitaciones, metas y ambivalencias, enredos entre el pasado y el futuro, veneración y abuso de la herencia de Bolívar, una buena referencia sería el Mausoleo que han conectado al Panteón.

Este sábado pude darme una vuelta por su perímetro y meditar un poco. Muchas preguntas quedaron sin respuesta, pues todavía no está permitido a los laicos entrar a su interior (para el exterior tuve que utilizar el raudo estilo de los espías, pues un guardia me prohibió “tomar fotos de cerca”). No importa, una duda insatisfecha puede valer más que una respuesta estándar.

¿Por qué me estremece tanto este edificio? ¿Qué sacude en mi interior y me obliga a escribir? ¿Por qué no puedo dejar en paz a mi rechazo y seguir adelante? No es grato definirse por oposición, afirmar negando, por eso me he impuesto terminar este ensayo ofreciendo una proposición concreta.

Antes de la visita, mi primera aproximación al edificio fue preguntarme por qué al Mausoleo no lo llevaron al pabellón de Venezuela en Venecia como un ejemplo notorio de nuestra arquitectura más reciente. Una posible respuesta es que la obra sólo se defiende y se cuela en el contexto caraqueño, gracias a que estamos viviendo un período radicalmente distinto a los tiempos, por ejemplo, de la Ciudad Universitaria. Otra cosa muy distinta es llevar el Mausoleo a la universalidad de una Bienal. En ese medio, donde nuestras locuras y justificaciones políticas no tienen ninguna influencia, luciría faraónico, egipcio, propio de los gobiernos absolutistas árabes. Lo cierto es que nada memorable tuvimos para mostrar en la Bienal, y nada mostramos, salvo la promesa de una ciudad socializante versus un pasado alienante. Y ya sabemos cómo terminó reinando y representándonos la tan mentada Torre David.

Ya escribí también sobre lo alienante que resulta la sola idea de erigir un Mausoleo. El origen de la palabra se lo debemos a Mausolo, un sátrapa cuya esposa construyó el monumento más fastuoso de su época con el dinero que le habrían robado a su pueblo, al punto que fue considerado una de “Las siete maravillas del mundo Antiguo”. Búsquenlo en Wikipedia: “Según los historiadores, la vida de Mausolo no tiene nada destacable exceptuando la construcción de su tumba”. Hasta el nombre de su arquitecto, “Satiros” resulta sospechoso.

Los otros ejemplos notables que ahora recuerdo son el Taj Mahal, el mausoleo de Lenin y el de Napoleón. Estos edificios tienen diferentes escalas y materiales (el de Lenin en la Plaza Roja viene a ser el más austero y accesible), pero todos coinciden en ofrecer una puerta visible, invitante.

La imagen que tengo de Bolívar nada tiene que ver con los mausoleos. Hay un proverbio anónimo que puede darnos la clave: “No es más grande el que más espacio ocupa, sino el que mas vacío deja cuando se va”.

Esta idea, que relaciona con tanta sabiduría el espacio y la memoria, nos lleva a una posibilidad en la que he insistido. El verdadero homenaje a quien siguió la prédica de Santa Teresa de Jesús: “Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte”, deberá ser el Parque Simón Bolívar, a realizarse en donde hoy persiste inconmovible el aeropuerto de La Carlota. Y me estoy refiriendo a un parque clásico, como lo tienen tantas ciudades que admiramos; un parque que con su vital, verde y frondoso vacío, lejos de lo “utilitario”, de lo “ferial” o de lo “tecnológico”, nos recuerde siempre la inmensa falta que nos hacen las ideas y el espíritu del Libertador.

¿Qué pensaría Bolívar del Mausoleo? Dice el poeta Joseph Brodsky que la antigüedad existe para nosotros, pero nosotros no existimos para la antigüedad. De aquí parte un razonamiento que nos conviene explorar:

Lo que el pasado y el futuro tienen en común es nuestra imaginación, la cual es capaz de evocarlos. Y nuestra imaginación hunde sus raíces en nuestro pavor escatológico: el pavor de pensar que carecemos de antecedentes y de consecuencias. Cuanto más intenso es ese pavor, más minuciosa es nuestra concepción de la Antigüedad o de la Utopía.

Brodsky continúa diciendo que demasiadas veces tendemos a confundir a la antigüedad con la utopía, imponiéndole nuestros pensamientos utópicos a ese ambiguo y movedizo basamento que es nuestro pasado, y viceversa.
                                                   
Imagen cortesía de: Prodavinci

Un ejemplo vehemente de este pavor escatológico es imponerle a Bolívar un rostro respaldado por afanosas tecnologías futuristas. La sola idea de seleccionar una cara para representar toda una vida tiene ya mucho de reducción, de exclusión. Es muy distinto el rostro del Hugo Chávez que dijo “por ahora” al de quien hoy nos exige un “para siempre”. Es tan relativo y sutil seleccionar la expresión de una cara. En un solo día nuestra expresión cambia; a veces sin piedad, como bien sabe todo el que se ve en el espejo al apenas levantarse.

Graziano Gasparini nos habló sobre el perfil de Bolívar que dibujó François Désiré Roulin en 1828, “y que luego inspiró la efigie de Bolívar en las monedas de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela”. Gasparini le da gran importancia a este dibujo por ser un apunte tomado “en vivo”, pero olvida agregar lo más importante: es evidente que al propio Bolívar le complacía el resultado, que se sentía bien representado y a gusto con esa imagen.

Alfredo Boulton, quien estudió a fondo las representaciones de Bolívar, nos advierte al invitarnos a revisar su iconografía:

Si nos fuera dado topar en la calle con el Libertador, pasaríamos a su lado como lo hacemos junto a un desconocido. Pocos sabrían quien es. Puede que sus ojos nos sobrecogiesen, pero no acertaríamos a reconocer a ese hombre de paso presuroso, de rasgos finos, tez quemada, pelo crespo, frente alta, mirar vivo, nariz recta, talla baja, manos chicas, voz aguda, talle breve, gesto pronto.

Es comprensible la fantasía o la pesadilla de no reconocer al Libertador en plena calle, pero, ¿cómo no reconocer y respetar la imagen que el propio Bolívar consideraba válida? Bajo este punto de vista me gustaría revisar otra vez su iconografía: ¿Cuáles de los óleos y dibujos que conocemos los aprobó él mismo y convivió con ellos?

Bolívar no puede saber lo que pensamos de él, o lo que decidimos hacer con su imagen o sus huesos, pero nosotros sí podemos acercarnos a lo que él pensaba de su propio aspecto, y esta es una realidad más valiosa y reveladora que “los análisis morfométricos y antropológicos del cráneo”, incapaces, como anota Gasparini, de plasmar la fuerza y vida de una mirada, y, menos aun, de ofrecernos la visión que un hombre tiene de sí mismo al haber aprobado su propia representación.

Más difícil es tratar de entender que pensaría Bolívar del Mausoleo donde están por mudarlo. Analizando su carácter podemos inferir un punto de vista, una actitud. El Discurso de Angostura nos da algunas pistas:

No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de la Libertad, descendamos a la región de la tiranía. (…) Hagamos que la fuerza pública se contenga en los límites que la razón y el interés prescriben: que la voluntad nacional se contenga en los límites que un justo poder le señala…

Sabemos que en Bolívar se dan todos los extremos con la misma lucidez y pasión, pero en estas líneas encuentro unas ansias de equilibrio, un deseo de reconciliarnos con la realidad, un anhelo de estar en paz con el mundo, su preocupación por evitar “esa complicación que traba, en vez de ligar, la sociedad”. Sin embargo, al tratar de ser arbitro entre el pasado colonial y la futura república, Bolívar terminó consumido por ambas fuerzas. Al estar inserto en tiempos de transición siempre asumió lo inmensurable y jamás encontró un presente donde reposar. De su testamento es importante, no sólo su pensamiento y acción, sino el drama de su incandescencia. Esto explica que no lo asociemos con una casa propia y una familia, salvo el hogar donde nace y la hacienda donde muere, y acaso los recintos donde solo estuvo de paso.

Otra fuente importante a la hora de prefigurar dónde quiere Bolívar descansar para siempre es leer qué pensaba sobre la ciudad donde nació. Son tantas sus visiones como constantes sus deseos de volver:

Por Caracas he servido al Perú; por Caracas he servido a Venezuela; por Caracas he servido a Colombia; por Caracas he servido a Bolivia; por Caracas he servido al Nuevo Mundo y a la libertad, pues debía destruir a todos sus enemigos para que pudiera ser dichosa: mi primer deber es hacia ese suelo que ha compuesto mi cuerpo y mi alma de sus propios elementos, y en calidad de hijo debo dar mi vida y mi alma misma por mi madre.

Existen también deseos más urbanos, más apacibles:

Después de la creación de la república Bolivia, nada me detendrá más en el Sur. Yo voy a consolar a mis parientes y amigos de Caracas y también a descansar un poco en la vida campestre sin dejar de promover mil mejoras al hermoso país que Dios me dio.

¡Caraqueños! Nacido ciudadano de Caracas, mi mayor ambición será conservar este precioso título: una vida privada entre vosotros será mi delicia, mi gloria y la venganza que espero tomar a mis enemigos.

Desde el día que leí estos dos últimos fragmentos han quedado resonando en mi alma esos deseos de consolar, de descansar, de disfrutar de la naturaleza, de hacer las simples mejoras que sustentan la belleza, de volver a ser un caraqueño. Es tan enigmática esa trilogía que una vida privada había de proporcionarle: la delicia, la gloria y la venganza que espera tomar de sus enemigos. ¿Qué quiere decirnos con esta última revancha? Parece simple: quizás el mayor de los triunfos es lograr llevar una vida apacible en la ciudad donde se nace.

Pero nunca lo logró. La hacienda de San Pedro Alejandrino nos ofrece el último escenario de su idea del reposo, y viene a ser un hermoso punto de partida para entender a dónde el héroe quería llegar.

Todo este preámbulo niega el Mausoleo donde quieren encerrarlo, sobre todo cuando revisamos la arquitectura del edificio, su impermeabilidad, su aislamiento. Y digo esto por que la rampante edificación carece de una puerta propia. Primero se debe atravesar el filtro del Panteón, y luego, y sólo entonces, se pasa a la estancia contigua por una puerta que no se ve desde el exterior. Es un proceso similar al que se daba en el Templo de Salomón para acceder, como en un juego de cajas chinas, al “Santo de los Santos”, un templo dentro del templo donde sólo el Sumo Sacerdote podía acceder el día de la Expiación.

Los caraqueños aspiran a disfrutar los espacios públicos de nuestra ciudad, a conocer la vieja tradición castellana que asociaba la palabra espacio a “consuelo” y a “sosiego”, mientras “espaciar” equivalía a “aliviar el dolor”, a “alegrar”, “divertirse”, y la posibilidad más bella: “andar habiendo placer”.

Ese andar habiendo placer era justo lo que Bolívar soñaba con vivir y proporcionar a su sufrida ciudad. El Mausoleo se encuentra en un lugar abierto a estas posibilidades prodigiosas, un espacio rodeado por la Biblioteca Nacional, el Cuartel San Carlos y el Panteón, pero que aun así permanece sin bordes y sin una verdadera vida urbana. El Mausoleo ha venido a exponenciar ese silencio, esa falta de intercambio, participación y permeabilidad. Quien camina alrededor de sus paredes lisas y curvas no encuentra umbrales ni invitaciones al interior, y debe acudir al Panteón para tener una pista de cómo se entra, de como se accede a ese receptáculo cerrado al paseante.

Definir en que medida y de que manera este monumento nos adentra en los misterios y secretos del chavismo, en sus equívocos y limitaciones, ambivalencias y enredos entre el pasado y el futuro, tomará tiempo y quizás muchos sufrimientos. Hoy sólo me atrevo a plantear que es símbolo y signo de una incoherente utilización de la herencia de Bolívar.

Para explicar estos desvaríos la mejor manera es ofrecer una alternativa, explicar como arquitecto y como caraqueño dónde creo que Bolívar quisiera y pudiera estar. La respuesta es bastante sencilla: en el mismo lugar que cualquiera de nosotros. ¿A quién le gustaría pasar, muerto o vivo, un solo día en ese Mausoleo sin ventanas ni puertas, sin vistas a la plaza que lo circunda, sin Ávila y sin ciudad?

Partiendo o huyendo de la alternativa de ese encierro, y recogiendo las ansias de caraqueñidad y vida campestre que manifiesta el propio Bolívar, y utilizando la referencia de San Pedro Alejandrino y los últimos paisajes que sus ojos penetrantes contemplaron, propongo formalmente el Parque Simón Bolívar como sede para su reposo. Ya Rotival había propuesto un Epitafio en el Parque El Calvario como remate de la Avenida Bolívar. No hace falta tanta prosopopeya. Será suficiente elevarlo en una suave colina cubierta de palmas y helechos; darle sombra con una pérgola tan ágil como el ala de un pájaro, acompañarlo con una fuente surtida con las aguas del Ávila y miles de niños que jueguen a su alrededor, presentando el testimonio y el respeto de sus alegrías. Allí, en ese inmenso patio de la ciudad entera, todos podremos verlo y compartir de lejos y de cerca nuestras oraciones. Esa sería su mayor venganza contra la sectaria utilización de su imagen y de su nombre.

¿Y qué hacer entonces con el Mausoleo? Esta es una pregunta que no me atrevo a responder, pues la respuesta resulta obvia.

viernes, 21 de septiembre de 2012

La Opinión de Roldán Esteva-Grillet: Chapucería bolivariana

Fuente: Analítica Domingo 16 de Septiembre 2012
Por : Roldán Esteva-Grillet
Como refuerzo al show del Presidente de la República con el tema del nuevo rostro de Bolívar en 3D, la Galería de Arte Nacional montó a la carrera una exposición que más chapucera no podía ser, incorporando "obras" que ningún museo que se respete exhibiría en salas, pues son vulgares reproducciones fotográficas de cuadros anónimos que copian a otros. Supongo que así llenaban el vacío creado por las seis obras que no prestó la Fundación Boulton, al enterarse ésta que no estarían cubiertas por un seguro. Debe saberse que desde Fundación de Museos Nacionales se considera firmemente que el pago de seguros por el préstamo de obras de colecciones privadas, es una vergonzosa contribución al capitalismo.

La exposición consta de 15 piezas de los Museos Bolivarianos, 4 de la Fundación de Museos Nacionales y se salva por la serie de 15 litografías y 12 libros de época con imágenes de Bolívar, facilitados por el coleccionista Juan José Perdomo. En mismo depliant que acompaña la exposición, reproduce dos obras que desde hace más de una década están señaladas como apócrifas: una de la GAN, supuesta miniatura de Bolívar realizada por el colombiano José María Espinosa (la hizo más posiblemente la italiana Marissa Schmitt-Viassone para el comerciante cubano-americano Manuel Bustillos en Nueva York; incluso la Viassone reclamó desde Alemania al Museo Nacional de Colombia, la autoría de muchas de sus miniaturas atribuidas a Espinosa y la institución debió sacar un nuevo catálogo); otra obra reproducida es de la Fundación Boulton, el Bolívar de Haití, 1816, cuando es un falso histórico de 1959 ca, pintado al pastel sobre papel antiguo, adquirido por Alfredo Boulton al mismo cubano Bustillos). Ambos casos están bien documentados y analizados por Carlos F. Duarte en un enjundioso artículo publicado en 2001 en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, No. 334. Al parecer, la “minuciosa investigación” emprendida por la curadora dejó varios cabos sueltos.

El título de la exposición es engañoso, a más no poder: “El rostro del Libertador visto por sus contemporáneos”. Según mi propio registro, los pintores y dibujantes venezolanos retratistas de Bolívar por ser contemporáneos a él, fueron Carmelo Fernández, Juan Bautista Ugalde, Peregrino Malcampo, Pedro Castillo Hinojosa, José Hilarión Ibarra y Juan Lovera. Sólo de este último hay una obra expuesta. En tanto que difícilmente identificaría a Juan Antonio Michelena y menos a Cirilo Almeida Crespo como “contemporáneos” del Libertador. Me pregunto por qué no se acudió a la colección del Palacio Federal, donde se exhibe el más célebre retrato de Bolívar, el de Gil de Castro de 1825, el primero realizado de pie y ya no más de sólo busto. O a la colección del Palacio de Miraflores, donde hay otro Bolívar pedestre, de 1865, realizado por el colombiano José María Espinosa, éste sí auténtico. Y si era tanto el interés en mostrar a Cirilo Almeida Crespo, sobrino de Joaquín Crespo y maestro de Centeno Vallenilla, hay un magnífico y barroquísimo retrato suyo de Bolívar, también de pie, en Miraflores. Habría sido interesante, si la investigación hubiese sido de verdad “minuciosa” y la exposición respondiese a una programación distanciada en el tiempo, cotejar los dos primeros ejemplos de retratos ecuestres de Bolívar, el de Ibarra (Casa Natal) y el de Tito Salas (Palacio de Miraflores)


Imagen cortesía de: Roldán Esteva-Grillet

“A falta de pan, buenos son pasteles”, dicen que dijo María Antonieta ante las protestas populares por el alza del trigo en la Francia prerrevolucionaria. En

plena campaña por una nueva reelección presidencial, a falta de pan gallego (léase: Mausoleo de Farruco), buena está la pastelería francesa en 3D de Philippe Froesch, a quien el gobierno nacional malagradecido lo mantiene en el anonimato. Ya su “creación” no sólo ha dado mucho que hablar, sino que ha sido incorporada como icono central a la campaña chavista. Es hora de confrontar ese bodrio bolivariano con quien lo ha desafiado en las redes sociales, el excelente dibujante Omar Cruz. El desahucio curatorial de la GAN podría remediarse con un gesto de amplitud democrática, al mejor estilo de aporrea.com: invitando Omar Cruz a conferenciar sobre su propia versión y contraponerla a la chapucera del franchute. El retador venezolano podría señalar al público el cúmulo de errores fisionómicos y anatómicos que se quieren ahora presentar como producto de la ciencia. Pero esto sería pedirle peras al olmo, tal es la deprimente situación de nuestros museos y sus curadurías.

Uno se llena de indignación ante estos desatinos, cuando vienen de un gobierno que se proclama heredero directo de las glorias del Libertador y fiel ejecutor de sus ideales. Un mínimo de respeto debería tener por la historia, pero ya sabemos cuál es el tratamiento de quienes la manipulan para justificar sus desmanes.

sábado, 15 de septiembre de 2012

TSJ: Ordenan a tribunales cambiar cara de Bolívar

Esto fue Noticia el 10 de Agosto de 2012, Recordar es vivir...

Fuente: Reportero 24
Por: JUAN FRANCISCO ALONSO


Imagen cortesía de: Reportero 24

La "medida" fue adoptada por la Directiva y la presidenta, magistrada Luisa Estella Morales.El TSJ decidió “sustituirla de manera progresiva”


■ Reconstrucción del rostro de Bolívar presidirá tribunales.

■ Ordenan cambiar cara de Bolívar, las reproducciones de los retratos del Libertador de los más de dos mil juzgados del país por la reconstrucción 3D del rostro del prócer.

Las reproducciones de los retratos del Libertador que hoy presiden los más de dos mil juzgados del país deberán ser reemplazados por la reconstrucción 3D del rostro del prócer recientemente develada, la cual fue elaborada por el grupo de antropólogos y forenses de la Comisión presidencial que investigó las causas del fallecimiento del Padre de la Patria.

La orden la giró el pleno del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el cual en su sesión de este miércoles decidió sustituir “de manera progresiva y en la medida en la cual se agoten las existencias, la correspondencia y publicaciones oficiales que utilizan la efigie de Simón Bolívar”.

El máximo juzgado justificó su resolución alegando que es su deber “garantizar la emisión, recepción y circulación de información cultural” y como “la imagen e ideario del Libertador es la piedra angular sobre el cual se cimenta la identidad cultural propia de la Nación (…) su conservación, protección, defensa y divulgación deviene es un deber del Estado”.

El TSJ, en su resolución, señaló que “se mantendrán” las imágenes existentes “cuya ornamentación forme parte sustancial o cuya estructura pudiera quedar dañada al efectuar su separación”. Asimismo prohibió la destrucción de las efigies existentes y ordenó que las que sean reemplazadas sean archivadas.

Pese a que la orden figura como una decisión de la Sala Plena, magistrados aseguraron que el asunto no fue debatido ni aprobado por la instancia conformada por los 32 miembros del TSJ, sino que fue adoptada por la Directiva y la presidenta, magistrada Luisa Estella Morales, sólo le informó a sus colegas sobre la aplicación de la misma.

miércoles, 29 de agosto de 2012

En el Tribunal Supremo hay 30 obras de Simón Bolívar

Fuente: EL UNIVERSAL
Por: Dubraska Falcón sábado 25 de agosto de 2012



Reconstrucción 3D del Rostro de Simón Bolívar 

Imagen Cortesía de: El Universal  

Son 30 obras pictóricas las que posee el Tribunal Supremo de Justicia que muestran a Simón Bolívar. Piezas que ahora pasarán, según una fuente que no quiso revelar su nombre por temor a represarías, a los archivos que tiene la institución. Todo esto forma parte de la orden que emitió la presidente del TSJ, Luisa Estella Morales, que busca reemplazar las piezas, originales o reproducciones, del Libertador por el rostro en 3D que develó el presidente Hugo Chávez el pasado 24 de julio.

Las piezas están distribuidas en la siguiente manera: en la Sala de Control hay 10 obras; en la de Ejecución hay tres; en la Sala de Juicio se encuentran seis cuadros; mientras que en la Defensoría hay cinco. En la oficina de la presidente Morales cuelgan tres obras, al igual que en la Corte Suprema.

"En las instituciones públicos entraron piezas de gran valor estético que pertenecieron a Fogade. Algunos de artistas muy reconocidos que pueden tener un importante valor patrimonial. En la Galería de Arte Nacional debe haber un registro de todas esas obras", asegura la fuente.

Esta medida alertó al mundo cultural. Al punto que el pintor Pájaro se atrevió a asegura que la imagen en tercera dimensión tiene errores anatómicos. "El más notorio es la deformación exagerada del maxilar inferior como también la altura cervical y de la distancia de los hombros", asegura Pájaro, quien trató de 'arreglar' la imagen de Bolívar a partir de estos errores.

Para el creador, la decisión del Tribunal Supremo de Justicia es "equivocada y apresurada", pues la imagen no se ha "decantado". Asegura, incluso, que recrear un rostro va más allá de pegar medidas.

"Se tiene que entender que el conocimiento científico presenta las medidas y conformación del rostro y para plasmarlo gráficamente se utilizan programas digitales. Estos programas contienen múltiples 'maquetas' de partes del rostro, las cuales pueden adaptarse a la información científica, pero un rostro es mucho más que 'pegar' datos y medidas ya que ese es la habitación del alma y en tal punto es necesaria la intervención del retratista, del artista. Solo con la fusión de ambos caminos podrán darle la realidad y la humanidad a esta interrogante", señala.

La persona que tuvo acceso a las obras que se encuentran en el Tribunal Supremo asegura rotundamente que el cambio es contraproducente.

"Todos los venezolanos crecimos conociendo varias imágenes de Simón Bolívar. Eso es algo que tenemos en el inconsciente. Me parece un absurdo que nos quieran quitar esa imagen. La historia no la pueden cambiar".

martes, 14 de agosto de 2012

Obras de Bolívar reemplazadas deben ir a los museos nacionales

Fuente: EL UNIVERSAL
Por: DUBRASKA FALCÓN
martes 14 de agosto de 2012 12:00 AM


El TSJ ordenó colocar la imagen del nuevo rostro del Libertador.


                
El Poder Judicial adoptará esta reconstrucción del rostro (AFP)
Imagen cortesía de: El Universal

A las bóvedas de los museos deben ir a parar las obras originales o reproducciones que muestren la imagen de Simón Bolívar que serán reemplazadas, según lo ordenó el Tribunal Supremo de Justicia, por la reconstrucción del Libertador en 3D que develó el presidente Hugo Chávez el pasado 24 de julio. Medida que, además, viola los derechos de autor y juega con la memoria iconográfica del país, según lo afirman curadores y artistas.

La resolución, que debe ser acatada por todos los órganos que integran el Poder Judicial, fue tomada considerando que es deber del TSJ "garantizar la emisión, recepción y circulación de la información cultural, como muestras tangibles e intangibles del devenir histórico de la República".

La orden afirma, en el numeral cuatro, que queda totalmente prohibida la "destrucción de las efigies de El Libertador Simón Bolívar" y que las obras que sean reemplazadas deben ser archivadas. Sin embargo, el documento no específica en dónde serán resguardadas: si es en el archivo del TSJ o en la Fundación Museos Nacionales.

"Dependiendo de la calidad de las obras, deben ir a los museos. A ellos le tocan hacer una selección. Se supone que la colección es de uso público", afirma Elida Salazar, curadora y ex directora de la Galería de Arte Nacional. "Esa imagen de Bolívar se suma a todas las demás. Esto no puede ser un proceso de radicalización, de eliminar lo que hubo antes. Además, violas los Derechos de Autor si vas a eliminar a los artistas que hayan pintado a Bolívar antes de la imagen en 3D", apunta.

A Perán Erminy, curador y artista plástico, le preocupa a dónde van a ir a parar las obras. "En estos casos uno no sabe a dónde van a parar estas obras. Salvo que estén tan expuestas como en los museos o en el Salón Elíptico. Sean reproducciones o no esto me parece una medida delirante. Este no es el verdadero Simón Bolívar, sino una versión más. Este cambio no solo va en contra de los Derechos de Autor, sino de los Derechos Humanos. Están violando el derecho a ver ese patrimonio que nos pertenece a todos", dice.

Según la Gaceta Oficial número 28.658, publicada el 20 de junio de 1968, la imagen de Simón Bolívar debe estar colocada "en lugar de honor en todas las oficinas públicas". Por eso la medida debe aplicarse "de manera progresiva".

Para el artista plástico Julio Pacheco Rivas la resolución es un simple capricho que pretende jugar con la memoria iconográfica del país. "Es un juego malsano; si se quiere, al mismo tiempo, de una especie de infantilidad innecesaria cambiar la iconografía existente y de calidad por una que simplemente es fruto de un capricho. Esta medida va en contra de los Derechos de Autor. Se está manipulando la memoria de las personas", asegura el maestro.

Según afirman algunos magistrados, la resolución no fue discutida ni aprobada por los 32 miembros que conforman el TSJ, sino que fue sancionada por la Directiva y su presidenta, Luisa Estella Morales.