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jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Para qué sirven los museos? (cuando funcionan)

Vía: @SandraCAlvarez
Fuente: Código Venezuela
Por: @SergioAntillano



De la definición, aceptada por todos, que elaboró el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y del funcionamiento cotidiano de los museos, a que hace referencia Sofía Imber, yo deduzco, que un museo, cuando se asume como tal, es una poderosa herramienta para decodificar la sociedad.

Para ello los museos conforman equipos multidisciplinarios que hacen investigación, reflexión, análisis, diálogos, preguntas y conjeturas que permiten desentrañar lo que ocurre en la sociedad. El museo puede ser un espacio de encuentro para intercambio de ideas y confrontación de visiones desde el pensamiento crítico, que ayude a leer los signos que emergen del colectivo, procesarlos y decodificarlos, para comprender lo que pasa.
En esa labor, el museo ayuda a identificar elementos de identidad cultural, contribuyendo a depurar esa madeja variopinta que llamamos “la identidad nacional” y a la que muchos refieren sin clara comprensión de lo que es. A través del trabajo de un museo, se depura la multiplicidad de expresiones o productos culturales, identificando y validando cuáles realmente conforman elementos de identidad nacional.
En ello y en muchos otros casos, un museo que se comporta como museo, contribuye a legitimar y validar expresiones, lenguajes y productos culturales, al confrontarlos y ponerlos a dialogar con diversos públicos que son atendidos y servidos por el museo según las características y necesidades de cada segmento.
Museo es sinónimo de “valor”; sus espacios, al albergar propuestas, experiencias, expresiones, valores, posturas, saberes, procesos y lenguajes, los pone en valor ante el escrutinio público. De allí aquella expresión de “eso merece estar en un museo”, cuando contemplamos extasiados algo que valoramos, que pensamos debiera preservarse.
Para facilitar la comunicación y diálogo con sus visitantes y usuarios, el museo crea constantemente (o debiera crear) nuevos “lenguajes” museográficos, y sirve de inmejorable espacio para la divulgación y confrontación de nuevos lenguajes visuales o plásticos.
Un museo facilita la conformación de equipos de trabajo diversos, de creadores, diseñadores, mediadores de conocimientos, arquitectos, cineastas, comunicadores, lingüistas y otros, para elaborar lenguajes visuales, sonoros y sensoriales, usados en las exposiciones. Y el museo es, también, el lugar de exhibición, análisis, confrontación y registro de lenguajes plásticos depurados e innovadores, creados por los artistas en su trabajo de investigación y creación.
Con ello el museo apuntala las capacidades de abstracción y creatividad, de sus usuarios y visitantes a quienes eleva a nuevos ámbitos y estadios donde expanden sus capacidades sensoriales. El museo contribuye a desarrollarnos como seres humanos, a ser personas más completas, que usan su creatividad y desarrollan su capacidad de sentir, de percibir.
Con los museos somos mejores personas, más perceptivos y sensoriales, más creativos e innovadores. Y es que un museo, al facilitar el diálogo entre públicos y expresiones o productos culturales, es la más poderosa herramienta multi-sensorial para divulgar y popularizar, para poner al alcance de todos, los bienes culturales en una experiencia vivencial sin igual.
El museo puede democratizar el acceso sustantivo a objetos, piezas, narraciones, obras de arte, filmaciones, sonoridades, anécdotas, historias, elementos del mundo natural o del construido por el ingenio humano. Y ello lo hace el museo por medio de curadurías inteligentes, lenguajes diversos y manejando una gramática de formas de mediación del saber que constituye, al mismo tiempo, una efectiva didáctica del arte o de la ciencias.
Las letras del alfabeto que permite la construcción de esa gramática del lenguaje de museo son los bienes materiales e inmateriales, testimonios de la cultura y la naturaleza de un país y del mundo, que deben ser captados, capturados, adquiridos, coleccionados y acopiados por el museo.
Corresponde entonces a esas instituciones, registrar y catalogar esos elementos que cotidianamente y a lo largo de décadas y centurias los museos están atentos de incorporar a sus colecciones.
Entonces, si un museo cumple con las misiones encomendadas y claramente derivadas del concepto original y mundialmente aceptado, podrá reportar a la sociedad muchos beneficios y en especial podrá contribuir a la felicidad colectiva e individual, al ayudarnos a comunicarnos mejor, a comprendernos como individuos y como sociedad.
Si funciona adecuadamente, el museo nos ayudará a reconocernos como integrantes de comunidades y culturas, acompañándonos en la construcción de identidades. Saber quiénes somos, vernos en ese espejo de nosotros mismos que son los museos (cuando son museos) es parte sustancial de la ayuda que esas imprescindibles instituciones brindan a una sociedad, a un país.

  
Ingeniero civil, con título de Máster of Arts. en Comunicación Visual y en Planificación Ambiental, Especialista en mediación y divulgación de las Ciencias y temas ambientales Tiene experiencia en gerencia de instituciones, empresas y proyectos. Autor y Co-autor de varios libros ha sido igualmente coordinador editorial de publicaciones periódicas y libros. Ha recibido la Orden “Andrés Bello” y la Orden “Henry Pittier” de la República de Venezuela, así como el Premio “Marcel Roche” al Divulgador científico, que otorga la ASOVAC (Asociación Venezolana para el Avance de las Ciencias). Actualmente se desempeña como curador de exposiciones temáticas y consultor de proyectos, en el ejercicio privado de su profesión.

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