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jueves, 28 de julio de 2011

El Sistema de Orquestas: el último bastión cultural venezolano (aparentemente).

La energía de Dudamel Vs. Las Ruinas del Castillete de Reverón




Sentimientos encontrados, eso es lo que me genera el Sistema Nacional de las Orquestas. A los puristas no les agradará que escriba estas líneas pero son necesarias.No quiero dedicar este post a hablar del Sr. Dudamel, ya otras personas más calificadas que yo lo han hecho, pero sí me gustaría que compararemos los últimos titulares de prensa acerca del Sistema Nacional de las Orquestas con aquellos sobre los museos venezolanos que pueden revisar en este mismo Blog.
Es innegable la maravillosa labor que en Vzla hace el mencionado sistema, ahora mi problema radica en que sería maravilloso que nuestros artistas y nuestras colecciones, pudiesen viajar tanto como el Sr. Dudamel. Me pregunto muchas veces cómo es qué encuentran medios para transporte, mantenimiento de los instrumentos, sedes nuevas, una página de Internet más o menos decente Bilingüe (Si la comparamos con el de la Fundación de Museos Nacionales), publicidad etc. Y no es porque no se lo merezcan, es porque el resto de la cultura en Venezuela pareciera haber sido dejada de lado.
Podrían argumentarme que en el país aún se organizan exposiciones, y que participamos en la Bienal de Venecia etc... pero ¿eso realmente significa que nuestros museos estén en buenas condiciones? Pueden preguntarle al dueño de la Galería más pequeña de la nación y verán que montar una exposición requiere de un tremendo esfuerzo, los costos de mantenimiento y personal son elevadísimos. O bien se han preguntado ¿cuánto puede costar un buen sonido para organizar un festival de música co-financiado entre una empresa pública y una privada, o  el montaje de una Bienal Internacional? Sin mencionar alojamiento, transporte, comidas etc... Sólo con invitados Nacionales. Sres. es un dineral...

Y quiero hablar de esto porque en Venezuela un país donde cobramos irrisorias cantidades (cuando se puede) por una muestra o un concierto (que no sea de un artista internacional), el espectador desconoce la realidad presupuestaria de los entes, pues no sólo es invertir en una sola exposición es además mantener, todos los bombillos encendidos, las instalaciones limpias, kilos de clavos, brochas en buenas condiciones, mastique para resanar las paredes, material para el embalaje de las obras, depósitos acondicionados para la preservación y conservación, transporte par movilizar materiales, obras personal, material de papelería para enviar las innumerables cartas exigidas por la burocracia, para por último entregar una rendición de cuentas, donde en algunos casos el administrador se pregunta ¿Qué clase de milagro fue el que hicieron?  


Esta es la razón de este artículo, comparar el dinero que el estado está invirtiendo en un sólo proyecto cultural el Sistema Nacional de Orquestas, el único que debo reconocer que ha servido para algo, el último bastión de la cultura en Venezuela pero ¿Y el resto? 


                   
Cortesía del Universal

Y para la muestra un Botón:
Gustavo Dudamel es esperado en el Festival de Salzburgo


Dudamel dirigirá otra vez en Londres la Filarmónica venezolana


Austria, Reino Unido y Turquía son las próximas paradas de la Sinfónica Simón Bolívar




2 comentarios:

  1. Venezuela, el país de los wannabe, o mejor referencia; la sociedad que muy bien recreó Herrera-Luque en "Los amos del Valle". Simple matemática: el Gobierno (odiado por todos) apoya a estos muchachos de barrio con música académica, y los snobs (opositores, catedráticos y retrógrados del mantuanismo) van y crean conciertos privados de Cámara, para joder. Para diferenciarse.

    No es culpa sólo del gobierno. Ya sabemos que este último es una mierda, pero también el impulso de otra case de mierda opuesta a la gubernamental, tiene su cuota de embarre en este grave problema.

    Ya las viejas del hatillo no compran cuadros de Reverón en subastas. Ahora van y pagan un cojón de toro para escuchar Schöenberg en una sala privada donde ningún "tukky" de la OSJSB vaya a joderlos. (Schöenberg, Boulez, Stravinsky: dodecafonismo. Lejano al nacionalismo postromántico plasta de Mahler -queso que tiene Dudamel- y al comunismo musical estúpido de Prokofiev y Shostakovich. No quieren escuchar lo que toca la SB).

    Esto es así, una guerra de ideas, de costumbres. Ellos son pobres, nosotros ricos. Y ellos son ricos, nosotros pobres. El resentimiento se vuelca hacia nuestra sociedad, y un gran indicador de este peo es la cultura.

    Cuando el imbécil de Chávez se ponga a pintar cuadros o les pague a los artistas venezolanos y digamos que estos trascienden en el mundo con fama insoportable, los opositores tendrán nuevamente un queso con las artes plásticas pero, no de los mismos artistas, sino de otros. Que los diferencien.

    Cuando los opositores publiquen un libro que cambie la percepción mundial con respecto a la propaganda de Chávez, saldrán sus defensores y agarrarán al primer incauto (tipo Chomsky) y lo usarán como bandera. Lo que Chávez toca lo odia el pueblo. Y lo que el pueblo ensalza lo odia Chávez, pues no es "su pueblo".

    ¿Evidencias? Caso: neofolklore. ¿Quién no lo odia, sin razón aparente -por el apoyo que recibió del chavismo- más allá de que surgió de una solución para transmitir música diferente en la radio que no sea llanera...? No era precisamente un "enaltecimiento" de la cultura folklórica. No. Era la rejodencian de estos hijos de puta para no poner a Fredy Salcedo en La Mega, o peor, Florentino y tú sabes quién. Resultó que, los opositores consiguieron jugarle cucamba a Chávez, pero éste fue más maquiavélico cuando comenzó a apoyar a los neofolklóricos (Dame pa' matala ¿?). Y no es por nada, pero muchos surgieron de ese apoyo y lo mejor fue que trascendieron. Es decir, lograron sobrepasar la burbuja del auspicio y se hicieron un nombre. ¡Ah! Pero cuando consolidaron su calidad, ¡pafff!, la oposición -o estos muchachitos wannabes que odian a Venezuela porque viven acá, y viven marchando- lo condenan porque es chavista y no va con la moda anglo.

    Otro ejemplo: Plaza Venezuela es chavista y Altamira opositora. La estancia aún se rebate entre los dos, y nadie los suelta aparentemente.

    El peor ejemplo: Chavistas y opositores aún creen -y están endemoniadamente convencidos y más que seguros- que Caracas es Venezuela. Que todo el país es su capital.

    Quizás todas estas cosas crean un inmensurable efecto que empobrece nuestro arte ante el mundo. Quizás. No sé.

    Es una lástima.

    Saludos.

    Ed.

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  2. Pues sí, lamentablemente quedamos en medio de la pugna por la gloria cultural, los que queremos hacer algo que nos favorezca a TODOS!
    Por cierto si te gusta el mal llamado NeoFolklore, que para mí es música venezolana contemporánea, te recomiendo escuchar a la Gente del Colectivo Mérida Suena son Increíbles! Por ahora los puedes escuchar por youtube que tienen algunas cosillas en la web, y gracias por tu aporte siempre es necesario conocer lo que los demás piensan.

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