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jueves, 17 de febrero de 2011

Resistir en las tablas

Fuente: Diario Tal Cual Avance | Cultura | 14/02/201.


A pesar de no recibir subsidio, los colectivos se mantienen presentando estrenos y promoviendo talleres de formación. Según Héctor Manrique, actor y director del GA 80, la falta de dinero los ha llevado a hacer un teatro minimalista
Por: Erik Barráez


Las tablas venezolanas, o al menos de un sector representativo de ellas, sobreviven en la intemperie de un sector abandonado por falta de políticas culturales adecuadas.
Más de dos años han transcurrido desde que el Estado dejó de subsidiar a 23 agrupaciones teatrales por poseer "conductas públicas perniciosas" que afectaban psicológica y emocionalmente a la población. Hoy se mantienen con sus propios medios afrontando las desdichas de un sector artístico que no vive su mejor momento.
A pesar del tiempo, algunas asociaciones culturales han podido superar las trabas económicas y han logrado montar en las tablas obras de distinta índole. Para Héctor Manrique, director del GA 80, el teatro venezolano se encuentra una etapa de resistencia.
"No quisiera tener una mirada miope ni egoísta sobre lo que está pasando. El teatro venezolano está resistiendo. La necesidad de seguir trabajando continúa en nosotros. La creación es un acto de voluntad y nosotros hemos tenido la misma voluntad de seguir montando piezas", señaló el director y actor de teatro.
La crisis los ha obligado a suspender la cancelación monetaria de los meses de ensayo por no tener de un presupuesto del que sí disponían para la época. Asimismo, el pago de los actores depende primordialmente del éxito que tengan en taquilla, aporte que siempre es un "misterio" para el artista de teatro.
La contribución económica les permitía llegar a un mayor número de personas e incluso se podían cubrir los gastos de presentaciones en el interior del país. "En este momento para nosotros es imposible hacerlo. Creo que en definitiva quien más ha perdido es el pueblo", añadió Manrique.
La falta de dinero, explicó el director, los está obligando a hacer un teatro minimalista. No se pueden presentar espectáculos ambiciosos, con tantos artistas en escena y vestuarios suntuosos o de época.
APOYO DEL SECTOR PRIVADO
La Asociación Cultural Skena ha corrido con mejor suerte debido al apoyo de la empresa privada. Actualmente poseen el respaldo de algunos patrocinantes, lo que les ha permitido sustentar seis talleres de formación, con 50 alumnos cada uno, así como los montajes profesionales.
"Nuestros espectáculos están siendo reconocidos en la taquilla por un público que los apoya a pesar de que no sean espectáculos comerciales", explicó el actor y director de Skena, Basilio Álvarez. Tal es el caso de La ola, producción que lleva cinco meses con funciones agotadas y que se ha paseado por todos los horarios del Trasnocho.
La independencia económica les ha permitido tener mayor libertad creativa a la hora de escoger y presentar una obra. Temas de índole social y con fuertes paralelismos referentes al sistema político actual se han podido llevar a cabo en algunas salas.
Esa misma libertad es la que ha promulgado en distintas ocasiones Orlando Ochoa, director del grupo Contrajuego, quién ha señalado que el teatro debe conmover, perturbar y ser crítico a intentos de censura.
Sin embargo, Álvarez aseguró que el hecho de tener recursos propios, "no le quita la responsabilidad que el Estado debería asumir sobre el apoyo de actividades artísticas como el teatro, donde no vemos ninguna política cultural".
SIN RESPUESTAS
Una veintena de grupos de teatro permanecen en incertidumbre por el desconocimiento referente a la política cultural en cuanto a subsidios. Si bien Skena y el GA 80 perdieron las esperanzas de recibir apoyo gubernamental, existen otros colectivos que permanecen en constante incertidumbre.
Los directivos de La Compañía Nacional de Teatro no estuvieron disponibles para aportar declaraciones o cifras referentes al trabajo realizado por el ente, al menos hasta mediados de febrero. Muchas son las dudas referentes a la política llevada a cabo en los últimos años, el destino de los recursos y la falta de respuestas verosímiles respecto al apoyo que realizan a asociaciones teatrales.
Tampoco se pudo contactar a Miguel Issa, vicerrector de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), antigua sede del Ateneo de Caracas, haciendo imposible el contraste de fuentes. El repique del teléfono, una vez más, fue el común denominador.

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