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lunes, 7 de febrero de 2011

Tres tristes tigres. Por: Fernando Rodríguez La Situación Cultural de Venezuela.





Nos estamos quedando sin libros por el dólar, Cadivi, la falta de políticas estatales, los inevitables altos precios para un público en general de clase media, que de vaina llega a fin de mes: un joven profesor universitario gana por lo menos tres veces menos que un taxista y no hablemos de los estudiantes




1. En la ciudad de Trujillo funcionaba un ateneo que permitía que esa ciudad, que ni siquiera salas de cine o librerías tiene, pudiese acceder a algunas actividades culturales. Con las uñas lograban traer películas que alternaban los estrenos inevitables y clásicos de la historia del cine. Igualmente teatro, conferencias, exposiciones y conciertos. Incluso llegaron a editar libros de algunos autores locales. Bueno, ese pequeño oasis fue invadido el pasado diciembre por una banda de malandros que son la negación misma de toda cultura, con la complicidad del gobernador.

Ya previamente el llamado Centro Histórico sufrió el mismo asalto de la barbarie y para empezar le quitaron el nombre de Mario Briceño Iragorry, supuesto traidor a la patria. Lo cual es una suerte de magnicidio simbólico porque el ensayista trujillano es una de los grandes de las letras nacionales y hombre de una alta moralidad y exacerbado patriotismo. De nuevo, en este caso, el bárbaro ignorantón de la gobernación puso lo suyo para completar el execrable acto.

Todos imaginarán el destino del sobrio Ateneo en manos de la horda de resentidos. El cotillón revolucionario con todos sus arquetipos y cursilerías. Los surrealistas cursos de adoctrinamiento que no pueden pasar del "Uh ah, Chávez no se va" porque, como decía Marx, el educador tiene que ser educado. Seguramente terminará siendo una sucursal del PSUV y la ciudad quedará sin luces y sin la compañía del más ilustre de sus pensadores.
Otra demolición cultural en un lugar que tiene un núcleo universitario de 2.OOO estudiantes que ya sabrán que las botas pueden pisar los libros y destruirlos. Será una lección de vida. Sobre esto hay que volver, volveremos.

2. Cerró la librería Lectura y, desgraciadamente, cerrarán otras Lecturas. Nos estamos quedando sin libros por el dólar, Cadivi, la falta de políticas estatales, los inevitables altos precios para un público en general de clase media, que de vaina llega a fin de mes: un joven profesor universitario gana por lo menos tres veces menos que un taxista y no hablemos de los estudiantes. Busque, por ejemplo, libros de filosofía. No encontrará nada prácticamente, ni nuevo ni viejo, acaso Savater... y Coelho para los menos exigentes. No hay que ser muy perspicaz para imaginar lo que esto significa para el desarrollo de la cultura y el conocimiento en el país.
Creo haber dicho que esta ciudad con sus librerías limitadas y ahora dinamitadas tiene, paradójicamente, grandes libreros. Walter es uno de ellos, además un gran tipo, culto y afable, con el cual uno podía conversar de todo. Éxito en tu nueva empresa, pana.

3. La semana pasada Antonio López Ortega en un artículo daba por muerta la vida cultural nacional. Apenas confiaba en que los creadores siguieran trabajando hasta que lleguemos al fin de esta noche. En lo esencial tiene razón (ver supra) pero yo apostaría también a las posibilidades, limitadas ciertamente, de una cultura alterna que algunos frutos ha dado. Esta dependerá, por supuesto y en primer lugar, del rumbo de la vida política del tiempo que les queda a los sargentos que no necesariamente será una línea recta. En todo caso hay que intentarlo, como hace el mismo Antonio. Y como lo que no nos mata, dicen, nos hace más fuertes, quién quita que tanta calamidad dé lugar a una cultura más terrenal y vigorosa que la que hemos tenido cuando la vida era más plácida y más ensimismada.

1 comentario:

  1. El problema de la pérdida de títulos y de espacios, no solo se observa en espacios comunes a una localidad o estado, sino que va hasta las mismas universidades nacionales en Venezuela. La Universidad de los Andes al igual que a otras universidades nacionales, el gobierno les ha impuesto un cerco presupuestario que a afectado la academia notablemente, como por ejemplo y en relación con este articulo, en la obtención de títulos nuevos para la investigación, títulos tanto de libros o revistas como de revistas digitales… es decir con esto continuamos viendo el afán del gobierno por hacer a un pueblo de Venezuela con menos conocimiento… mientras menos pregunten menos se darán cuenta de lo que no deben saber…

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